¿Ahorramos con el cambio de hora?

La noche del domingo podremos dormir una hora más, ya que tendremos que atrasar una hora nuestros relojes, de manera que a las 03:00 hora peninsular, volverán a ser las 02:00. Sobre si el cambio horario supone o no un ahorro para nuestros bolsillos y en la economía en general, hay distintas posturas. Para algunos, además de ser una estrategia para luchar contra el cambio climático y reducir las emisiones contaminantes, supondrá un ahorro energético. En cambio para los detractores del mismo, el ahorro es tan insignificante que no merece la pena. Independientemente de ambas posturas, esta noche todos podremos permanecer una hora más en la cama.

Según el Instituto para la Diversificación de ahorro y de energía (IDAE), esta medida supone un ahorro del 5% de iluminación entre los meses de marzo a octubre, lo que se traduce en un ahorro de 300 millones de euros, de los cuales 90 millones serían en nuestros hogares y el resto en empresas e industria.  Pero, ¿Cómo se traduce este ahorro en nuestros bolsillos?. En términos relativos, supondrá una reducción de 6 euros en nuestra factura de la luz, nada desdeñables dados los elevados precios actuales.

Sin embargo, según la organización Ecologistas en Acción, «mover las agujas del reloj dos veces al año no implica necesariamente un ahorro de energía«. Ya que al atrasar nuestro reloj una hora, la oscuridad llega una hora antes de lo habitual y dado que nuestra jornada laboral se mantiene invariable, será  por la tarde al llegar a casa cuándo consumiremos esa hora de luz que nos hemos ahorramos por la mañana.

Independientemente, si además de ahorrarnos esos 6 euros en nuestras facturas, implementamos una seríe de hábitos para ahorrar energía, podremos economizar adicionalmente , además de contribuir a proteger el medio ambiente y favorecer una utilización racional de nuestros recursos limitados. Algunos de las pautas a seguir para lograrlo serían:

– Utilizar la iluminación artificial únicamente cuando sea necesario y mejorar su aprovechamiento.

-Acostumbrarnos a apagar las luces siempre que salgamos de una habitación.

– Desconectar los aparatos electrónicos cuando no los estemos utilizando.

-Comprar electrodomésticos de Clase A, etiqueta que nos indica lo eficiente que es el electrodoméstico.  Estos aparatos pueden llegar a consumir hasta un 55% menos que uno del mismo tipo.

– Potenciar el uso de  tecnologías más eficaces en el ahorro energético.

– Sustituir las bombillas incandescentes  por las de bajo consumo, que aunque sean más caras suponen un ahorro de la cuarta parte de electricidad y tienen una vida útil más larga. Salen más a cuenta a largo plazo.

-Usar reguladores de intensidad en las lámparas de nuestra casa.

-Limpiar frecuentemente las bombillas, ya que el polvo acumulado en las mismas hacen disminuir la potencia de la luz.

-Favorecer siempre que sea posible, la entrada de luz natural.

-No olvidar que los electrodomésticos en modo stanby siguen consumiendo energía eléctrica, por lo que es conveniente optar por desenchufar o desconectar.

-Activar el modo de ahorro de energía en nuestros ordenadores, ya que el modo de hibernación supone un consumo mínimo.

Son sólo algunos de los consejos a seguir y hábitos muy recomendables, pero no son los únicos y hay muchos más que podremos aplicar si prestamos atención.

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