Cada vez con más frecuencia escuchamos hablar de cuestiones como el patrimonio digital, una cuestión que va cobrando relevancia dado que internet se ha convertido en un ámbito de presencia masiva de posesiones y derechos. Todo ello, a futuro, genera cuestiones derivadas muy importantes como las herencias digitales.
Debemos tener en cuenta que el crecimiento de nuestra presencia en la red durante la última década ha sido exponencial, y, del mismo modo, ha aumentado considerablemente la edad de los internautas. Esto, por cuestiones evidentes, plantea la necesidad de una gestión futura del patrimonio digital de quien fallece, algo que aún en fase temprana, ya está comenzando a tomar la importancia que obviamente tiene.
Qué es el patrimonio digital
Se puede tener la tentación en primera instancia de asociar el patrimonio digital exclusivamente a cuestiones como los derechos de autor que se generan sobre obras en la red o cuestiones similares. Por supuesto esto está incluido dentro del patrimonio digital, sin embargo realmente abarca mucho más terreno.
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Y es que desde cuestiones sensibles como las claves y contraseñas que nos permiten acceder a servicios financieros etc., hasta cuestiones privadas como el acceso a nuestras cuentas de correos o servicios de comunicación o redes sociales, todo forma parte importante del patrimonio digital, y, como probablemente el lector ya haya caído, no se están tratando en general con la relevancia que se debiera.
Y es que, a pesar de que pueda parecer menos tangible, la herencia que un patrimonio digital puede dejar puede llegar a ser tan importante como la herencia de bienes físicos, ya que generalmente maneja cuestiones tan sensibles como la información y los accesos a ella.
La herencia digital
De momento la herencia digital, una iniciativa que como tal surge hace unos años en el Reino Unido, consiste básicamente en añadir a las herencias sobre bienes físicos aquellas claves y accesos y datos sobre patrimonio digital que el usuario considere.
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Fundamentalmente en inicio este movimiento se da por algo comprensible; el enorme crecimiento de la actividad financiera personal en la red que genera no sólo el acceso a las cuentas bancarias (con sus correspondientes claves) sino también la inversión, la posible compra de servicios, las plataformas de compra que almacenan productos (plataformas de videojuegos) etc.
A todo esto, y cada vez en mayor medida debemos sumar el uso cotidiano y privado de Internet como espacio de almacenamiento. El usuario ya no sólo opera en la red, también almacena, y de este modo se acumulan desde cosas muy elementales como fotografías familiares o similares, hasta documentación sensible, proyectos, etc…
Pongamos un ejemplo alejado del mundo financiero para comprender la relevancia de la herencia digital: supongamos que una persona ha accedido a la plataforma de juegos en red Steam en el año 2008. Esta plataforma permite la compra de juegos a través de la red y los almacena en su interior, es decir el único modo de acceder a ellos es accediendo a la plataforma con las correspondientes claves y contraseñas. En la actualidad existen personas que han acabado coleccionando una enorme cantidad de juegos con un valor económico importante. Si no existe una trasmisión de las claves de acceso y contraseñas de servicio, en caso de que su propietario falleciera el acceso se perderá… ahora multiplique esto por la gran cantidad de servicios similares existentes hoy en día.
La gestión de la herencia digital
Debemos tener claro el hecho de que tanto la gestión del patrimonio digital como la formalización de la herencia digital van a ser elementos básicos en el futuro en lo relacionado a la navegación y el uso de Internet.
De hecho si consultamos a abogados especialistas en las tecnologías prácticamente todos nos aconsejarían incorporar ya hoy en día todos los datos relativos a nuestro patrimonio digital en nuestros testamentos offline, incluyendo no sólo las claves y contraseñas sino también el modelo de proceder sobre los derechos y servicios adquiridos por el fallecido en la red.
Se trata del sin duda de un tema muy interesante y que va a cobrar mucha relevancia en los próximos años, debemos tener en cuenta que no existe un modelo aún definido de testamento digital, algo que sin duda está por llegar, incorporando nuevas figuras no existentes al menos en nuestra legislación como la del albacea digital que sea quien gestione las herencias surgidas de la red. Sin duda un tema caliente del que vamos a hablar mucho en los próximos años.