Depósitos

En unos tiempos de inestabilidad económica como los actuales, los depósitos se presentan como la alternativa más segura para los ahorradores que no quieren embarcarse en proyectos de inversión de capital, más rentables, pero sin la misma seguridad que puede ofrecer un depósito. Una rentabilidad que, aunque tradicionalmente ha sido el talón de Aquiles de los depósitos, ahora, con la guerra del pasivo en pleno apogeo, ha pasado a un segundo plano.

¿Qué tipos de depósitos podemos encontrar en el mercado?

1. Depósitos a plazo fijo: Son los depósitos más tradicionales. Se trata de dejar un capital en el banco durante un tiempo determinado y por ello el banco nos daría una rentabilidad determinada. En estos momentos, las entidades financieras necesitan liquidez, y los mercados internacionales no están por la labor, así que están ofreciendo tipos de interés muy elevados para atraer a los clientes, por lo que es el momento de aprovecharse.

2. Depósitos combinados: Se trata de una opción que se ha puesto muy de moda últimamente para combinar la seguridad del depósito tradicional, con la rentabilidad de otras opciones. Así, se fija un porcentaje que va a depósito, con el capital garantizado, y otra que se indexa a la bolsa, por ejemplo, o a la cotización de una divisa, o cualquier otra opción. De esa manera se puede obtener una mayor rentabilidad, sin perder, por ello, seguridad.

3. Depósitos en especie: Son depósitos que pagan sus intereses en especie, es decir, con un regalo en lugar de con dinero. Se suele entregar el regalo al comenzar el plazo del depósito, en función del capital aportado. La Caixa se ha especializado en este tipo de depósitos, aunque hay otras entidades que también están iniciando este camino.

En definitiva, los depósitos son una opción rentable, con una seguridad a prueba de bombas, la mejor opción de ahorro para los aversos al riesgo, o para aquellos que no se pueden permitir el capital que han ido ahorrando a lo largo de su vida.

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