Llegar a fin de mes y descubrir que has gastado mucho más de lo que esperabas es algo muy habitual. La falta de control en el gasto afecta a la economía doméstica y por ello en la medida de lo posible debe ser corregida. Vamos a ver cinco ideas de ahorro para quienes gastan más de lo que piensan gastar.
Controlar el gasto es complicado, sobre todo en una sociedad que impulsa constantemente al consumo. Sin embargo, quien más y quien menos encuentra sus pequeños trucos para ahorrar, incluso los manirrotos, consumidores compulsivos y demás derrochadores, conscientes o no. En realidad existen infinidad de fórmulas para contener el gasto y ahorrar, la clave está en dar con la que mejor se adapte a las necesidades personales de cada uno o, dicho de otra forma, el que más capacidad demuestre para engañar a nuestra mente consumista.
En primer lugar debes tener claro que estos consejos o ideas de ahorro no hacen referencia a los gastos irrenunciables. Es decir, no estamos hablando de gastos como las cuotas de las hipotecas, los recibos corrientes, la alimentación o incluso gastos relacionados con las mascotas, el ocio o gastos de libre decisión.
A lo que nos referimos es al conjunto de gastos sobre el que podemos incidir, que suelen ser muy superior a lo que pensamos, y que pueden, una vez suprimidos, ayudarnos a algo tan importante como ahorrar.
Por ello, como vas a ver a continuación, todas las ideas planean sobre el mismo concepto: lo que no gastamos se destina al ahorro.
Haz un presupuesto
Si nunca has ejercido control sobre tus finanzas personales es probable que manejes la entrada y salida de dinero de manera casual. Es decir, no llevarás un presupuesto de ingresos/gastos, ni siquiera controlarás de manera exhaustiva aquellos costes que pudieras minimizar o eliminar.
Tomarse un tiempo y preparar un presupuesto, por básico que este sea, siempre es una muy buena idea para evitar gastar más de lo que pensamos gastar.
Un presupuesto te va a ayudar a tener una visión clara y rápida de tu panorama económico personal, podrás descubrir probablemente aquellas áreas donde más cogerás en el gasto e incidir en ellas, y además, te va a permitir tomar medidas y decisiones fundamentadas, no impulsivas y siempre con base sólida.
Cómo hacer tu presupuesto
No te compliques en exceso. Si nunca has hecho un presupuesto sobre tu economía doméstica tienes dos opciones, la primera es acudir a las numerosas herramientas que hoy en día vas a poder encontrar en la red, muchas de ellas gratuitas, que te van a permitir elaborar estos presupuestos de manera muy simple.
A partir de entradas y anotaciones de gastos, vas a poder crear un listado en el que verás muy bien reflejado tu estado real en el día a día. Además estas aplicaciones suelen permitirte seguir haciendo entradas y anotaciones, por lo cual se convierten en muy útiles para un control más exhaustivo de las cuentas.
Si no deseas acudir a este tipo de herramientas puedes realizar el presupuesto por ti mismo. Un presupuesto básico tendría que ser aquel que contemple todos tus ingresos regulares más las posibles entradas de dinero variables, y por otro lado, de manera detallada, todos los gastos constantes, y la adjudicación de una serie de cantidades a gastos variables como pueden ser el ocio, la alimentación, los imprevistos, etcétera.
Otorgar a cada concepto una cantidad determinada de dinero en el gasto es una idea muy buena y eficaz. Seguramente, a partir de este presupuesto vas a descubrir que hay recibos que puedes mejorar negociando con los proveedores, o gastos que puedes eliminar o minimizar.
Cómo hacer un presupuesto cuando tus ingresos no son fijos
Preahorra
Sobre todo cuando no se tiene un gran control sobre los gastos, y se tiene cierta tendencia al gasto reflexivo, aplicar acciones tan radicales y sencillas como el pre ahorro son siempre una buena idea.
Preahorrar parte de una base tan simple como la siguiente: no puedo gastar el dinero que no está a mi alcance. El mejor mecanismo de pre ahorro es el que, de manera automática, desvía una parte de nuestros ingresos según llegan a nuestras cuentas en dirección a un producto de ahorro con rentabilidad.
Por ejemplo, si destinamos 100 € mensuales al pre ahorro, este dinero según llega a nuestras cuentas bancarias vía nómina o ingresos regulares, se descuenta y acaba en una cuenta de ahorro o producto similar donde va produciendo intereses.
La diferencia del gasto de 100 € mensuales probablemente no sea excesiva en nuestro día a día, y sin embargo, la acumulación de este pre ahorro al cabo del año es muy interesante:
- 100€ Mensuales
- 12 meses producto de ahorro
- 1200€ + rentabilidad
Sobre todo cuando no se tiene inculcado el hábito del ahorro, y nos cuesta destinar dinero de manera voluntaria a nuestros productos de ahorro, este tipo de acciones resultan siempre interesantes, además, si conseguimos mantener la disciplina y no acceder a retirar lo ahorrado, podemos comenzar a introducir la primera fase del ahorro básico que sería la de crear un fondo de maniobra ante emergencias que contenga al menos tres veces el importe de los gastos corrientes que tenemos todos los meses.
El desahogo que esto proporciona es una base ya sólida para comenzar a poder ahorrar de manera sistemática.
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Controla los gastos mini
Como ya decíamos al comienzo del artículo no se trata de realizar un ejercicio de masoquismo sobre el consumo. Si bien es cierto que, cara al ahorro, las teorías de la frugalidad económica son buenas aliadas, realmente cada persona tiene que decidir el nivel de consumo con el que se encuentra cómodo, ojo un nivel de consumo realista y acorde a sus finanzas.
Sin embargo, dentro de este nivel de consumo siempre, en todos los casos, existe un gasto extraordinario que proviene de lo que se denominan gastos hormiga o gastos mini.
Éstos son los pequeños costes que vamos realizando sin prácticamente reflexión a lo largo de todos los días, y que, por separado, no vienen a suponer efectivamente un gran impacto sobre nuestra cartera, pero que, en conjunto a fin de mes pueden ser los que marcan la diferencia entre un mes en positivo, o, un mes en negativo para nuestras cuentas.
Aquí debes hacer también un importante ejercicio de reflexión ya que para todo el mundo los gastos mini no son iguales. Entraríamos en el peligroso escenario de decir lo que es correcto y lo que no respecto a los gastos cotidianos, algo que sólo tú debes acabar decidiendo, pero, por ejemplo, calcula el coste de tus gastos mini y piensa que eliminas un porcentaje de ellos, por ejemplo un 25%.
Probablemente eliminar ese 25% de gastos mini, no te resulte más complicado que renunciar a algún café, alguna caña, algún capricho, pero en absoluto a todos, y sin embargo puede ser una medida muy interesante para tu bolsillo.
Un consejo muy bueno en este sentido, teniendo cuenta que la gran mayoría de gastos mini se pagan en metálico, es salir a la calle siempre con el dinero en metálico justo para nuestros gastos corrientes del día, dejando en todo caso las tarjetas para los gastos imprevistos.
Concede importancia al gasto hormiga. En una economía mal controlada este tipo de gastos puede suponer un sobrecoste incluso cercano al 20%, por tanto, estamos hablando de una cantidad importante sobre la que ahora mismo, si no lo has hecho nunca, no tienes ningún control, y que puede también por supuesto ayudarte a gastar menos de lo que piensas gastar a fin de mes.
Huye del gasto sin reflexión
Si echas un vistazo atrás probablemente descubras que hay un montón de compras, contratación de servicios o gastos, que no volverías a realizar. Esto es desafortunadamente un problema muy extendido ya que la compra irreflexiva es uno de los comportamientos más habituales en el marco de una sociedad de consumo que, precisamente, orienta todos sus esfuerzos a nuestro gasto.
Sin embargo, el gasto irreflexivo nunca es un buen consejero. El porcentaje de acierto en lo que has comprado de manera irreflexiva no suele ser muy elevado ya que, o bien, se trata de productos o servicios que tal vez no necesitamos tanto, o bien, no hemos contrastado lo suficiente su precio, sus prestaciones o sus calidades, pudiendo encontrar opciones alternativas que, por comprar de manera inmediata hemos desdeñado.
Evitar el gasto irreflexivo es una de las mejores medidas que puedes tomar para sanear tu bolsillo. No existe una receta base para tratar de evitar este tipo de gastos, sin embargo aquí te aportamos algunos consejos.
Consejos para evitar el gasto irreflexivo
- Nunca compres nada a la primera. Comparado con otras opciones, y, sobre todo, si se trata de gastos de cierto importe, tomate un tiempo antes de decidir la compra.
- Infórmate siempre sobre lo que vas a comprar, y, acude a las comparativas y opiniones de otros usuarios si las compras las realizadas a través de Internet.
- Nunca hagas una compra sin reflexionar porque el precio de lo que vas a adquirir es bajo. Si ese producto o servicio no te va a aportar realmente beneficio estas gastando por encima de lo que necesitas gastar.
- Cuando acudes a entornos comerciales procura tener objetivos claros en tus compras, si no tienes objetivos claros en tus compras por lo menos procura tener un presupuesto y ceñirte a él: o bien porque llevas solo una determinada cantidad de dinero en metálico, o porque llevas una tarjeta limitada a un gasto determinado.
- Si tienes tendencia al gasto irreflexivo procura no utilizar tarjetas de crédito cuando sales de compras. Es preferible utilizar una tarjeta prepago en la que hayas cargado previamente el gasto máximo que crees que debes hacer.
Obviamente hay más ideas y consejos que podríamos darte en este sentido, pero realmente todos se encaminan a lo mismo: nunca compres sin haber reflexionado sobre la compra, y no adjudique es esta reflexión sólo a las grandes compras, también los gastos pequeños deben ser razonados.
Ponte a prueba: un día de gasto cero
Cuando se toma la decisión de controlar los gastos y nos ponemos en modo activo en este sentido, uno de los objetivos claros es modificar nuestros hábitos y pasar a la ofensiva en cuanto a recortar el gasto y comenzar a ahorrar.
Hemos visto hasta ahora algunas ideas y consejos que se basan más en lo sistemático que en una acción concreta, pero, también estas acciones concretas pueden ser una buena idea, por ejemplo el hecho de plantearte un día de gasto cero.
Qué es un día de gasto cero
De entrada ya te avisamos que va a ser muy difícil que puedas cumplir el gasto cero de manera total, sin embargo, precisamente de lo que va esta acción es de intentar forzarte de tal modo que durante un día, 24 horas, no gastes absolutamente nada.
En el fondo, si lo piensas, no es tan complejo salvo gastos excepcionales, es decir, la gran mayoría de gastos imputables a un día los puedes realizar previamente. Cuando nunca has hecho un día de gasto cero puede ser interesante plantearlo por primera vez en un día que no coincida con jornada laboral, ya que te va a resultar mucho más sencillo el control de cuestiones como los desplazamientos.
En definitiva, en este día de gasto cero procuramos no gastar en nada, no pagar nada porque ya lo habremos pagado previamente, y no consumir nada más de lo que ya tengamos.
Para qué sirve un día de gasto cero
Lógicamente un día de gasto cero sirve para ahorrar. Aunque sólo sea el ahorro en gastos mini que vamos a hacer, ese día ya habremos ahorrado y no necesariamente pasando ningún tipo de necesidad ni sufriendo.
Sin embargo, la mayor utilidad que le encontramos a un día de gastos pero, sobre todo si se plantea con mucha distancia en el tiempo, por ejemplo una vez al mes, es la de recordarnos que ejercemos un buen número de gastos sin sentido, y que, además, es nuestra obligación mantener un control sobre el gasto, un control que no siempre mantenemos ni mucho menos.
Cuando vemos que somos capaces de transitar a lo largo de todo un día sin gastar tomamos conciencia de la importancia de este control sobre nuestra economía doméstica.
Una idea interesante que puedes añadir a tus días de gasto cero, es la de meter dentro de un bote o hucha el dinero que te hubieras gastado en un día normal. Probablemente si nunca lo has hecho y eres realista con estos gastos, que sorprendas del resultado.
Ten objetivos claro para tus gastos y para tu ahorro
Concluimos esta serie de ideas y consejos para quienes gastan más de lo que piensan gastar con algo directamente relacionado con el primer punto de este artículo. Si arriba hablábamos de la importancia de tener un presupuesto y un control claro sobre lo que ingresamos y gastamos, no resulta menos importante tener objetivos.
Cuando hablamos de tener objetivos no lo hacemos exclusivamente de objetivos en cuanto al gasto cotidiano, ya que estos son parte de una buena gestión del presupuesto y, por tanto, deben estar directamente relacionados con las partidas que destinamos a cada apartado, es decir, las cantidades destinadas a alimentación, las cantidades destinadas a ocio, las cantidades destinadas al transporte, etcétera.
Estos objetivos son fundamentales y forman parte del presupuesto. Sin embargo, hay otros objetivos muy importantes que son los que debiéramos formarnos en relación al dinero que vamos a comenzar a ahorrar.
Mantener una buena política de objetivos te va a ayudar siempre dar la importancia que tiene al ahorro. Te ponemos un ejemplo claro con lo que debiera ser siempre el primer paso en el ahorro, la creación de un fondo de emergencia.
Ante un gasto imprevisto, si no tenemos creado un fondo de emergencia, vamos a tener que tirar necesariamente de financiación que a su vez nos va a suponer tanto el costo del gasto imprevisto como los costes en sí de la financiación. Tener un fondo de maniobra es siempre el primer objetivo que debiéramos plantearnos para el ahorro.
Un fondo de maniobra correcto es aquel que al menos tiene tres veces el equivalente a la cantidad de nuestros gastos corrientes mensuales, esta cantidad posteriormente debiera incrementarse hasta seis veces la cantidad de estos gastos. Este objetivo nos va a permitir una tranquilidad financiera importante que a su vez, nos permite el hecho de plantear otras metas de ahorro.
Posteriormente podéis comenzar a definir el ahorro por objetivos, cambiar de vehículo, unas vacaciones, una reforma o simplemente ahorrar para en el futuro no perder poder adquisitivo tras la jubilación, cualquier objetivo marcado de antemano resulta siempre una buena idea para el control de gastos y sobre todo para justificar aún más la necesidad de nuestro ahorro.