La sensación de no llegar a fin de mes o de no hacerlo con la suficiente holgura no es una cosa nueva. Bien es cierto que la crisis ha agravado la situación, pero incluso en época de bonanza la mayoría de la gente se sentía a disgusto con su nivel de ahorro. ¿A qué se puede deber esto?
Una de las razones puede ser que se tengan demasiados gastos fijos. Los gastos fijos son todos esos que, hagas lo que hagas, vas a tener que pagar siempre: si estas apuntado a un gimnasio y te pasan la factura automáticamente cada mes, si estas suscrito a una revista, si pagas el seguro de un coche, si financias alguna compra, si tienes alguna hipoteca o préstamo, si tenemos tarifa plana de luz, agua, teléfono o Internet, etc. Todos ellos pueden ser gastos fijos que hacen que el día siguiente a cobrar la nómina la mayor parte del dinero se evapore: nos quitan libertad.
Bien, obviamente tenemos ciertas necesidades básicas que cubrir y otras muchas, que aunque no sean tan básicas, nos gusta complacer. Sólo tenemos que fijarnos en cuales son los gastos perniciosos para nuestras finanzas personales:
Tarifas planas
En épocas de crisis tenemos que buscar reducir al mínimo nuestros gastos fijos. Si no podemos eliminarlos como en el caso de la luz y el agua por ejemplo, hacer que sean variables, que esté en nuestra mano el poder ahorrar. Si tenemos un tarifa plana de lo que sea, todos los meses tendremos que pagar cierta cantidad de dinero usemos o no usemos el servicio, y además, nos hace dependientes de tener un sueldo: hagamos lo que hagamos durante el mes, siempre tendremos una cantidad de pagos fijos a los que tendremos que hacer frente.
El coche
Tener un vehículo nos proporciona cierta comodidad. Aun así, un coche conlleva muchísimos gastos: el seguro, el mantenimiento, la gasolina, pagar el propio automóvil, etc. Si tenemos un coche, por mucho que queramos ahorrar, la única variable sobre la que tenemos poder de decisión es el consumo de combustible; nuestra conducción condicionará en cierta medida el gasto. Pero el seguro es un gasto al que tendremos que hacer frente todos los meses independientemente de si usamos mucho o poco el coche, al igual que el impuesto sobre vehículos de motor.
En cuanto al mantenimiento, es algo indirectamente obligatorio, ya que si tenemos una avería en el coche, es posible que podamos prescindir de él y usar el transporte público hasta tener el dinero necesario para acometer la reparación sin que nos de mayores problemas económicos, pero seguiremos pagando el seguro y los impuestos como si el coche estuviese dándonos servicio.
Financiación a plazos
Aunque aparentemente parezca más fácil pagar pequeñas cantidades cada mes, las financiaciones a plazos hacen que se pague muchísimo más por el producto. Además, estás atado a tener un sueldo porque hay que pagar un gasto fijo cada mes hasta que se termine la financiación. Por lo tanto, en la mayoría de casos es mejor ahorrar antes de comprar algo e intentar financiar lo mínimo posible.