A lo largo de un año hay muchas formas inadecuadas de gastar dinero. Todo el mundo cuenta con malos hábitos de consumo que básicamente minan su capacidad de ahorro e inversión sin realmente aportar nada o simplemente pudiendo elegir una opción más económica.
No se trata de reducir todo gasto a la mínima expresión, sino de realizar un consumo inteligente e informado. Es decir, ser por lo menos conscientes de dónde se encuentra nuestro dinero y por dónde lo estamos ‘tirando’. En Dinero Experto inauguramos una nueva sección titulada Malos Hábitos en la que iremos recopilanto este tipo de prácticas poco saludables desde el punto de vista económico y en la que os animamos a participar. Para enviarnos vuestra experiencia sólo es necesario registrarse como usuario y escribirla, tal y como lo haría cualquier editor del blog o simplemente escribir un comentario a esta entrada.
Para empezar, vamos a ‘atacar’ todo un clásico: el gimnasio. La idea surge tras una conversación con un compañero que me decía que hacer deporte le salía muy caro, a razón de 200 euros por sesión. Cuando le pregunté el motivo me dijo que para obligarse a ir al gimnasio compraba un abono anual de 800 euros que le daba acceso a todos los servicios, pero que el año pasado sólo fue cuatro veces (como atenuante hay que a añadir que fue padre)
Este año ha repetido ‘hazaña’ y la pregunta ha sido obligatoria: ¿A cuanto va a salir este año cada clase? Por el momento a 800 euros.
Evidentemente, para esta persona el gimnasio es un sumidero al que tirar el dinero y por el momento no ha demostrado tener capacidad de rentabilizar esta inversión-gasto. Entre las medidas que le planteé figuran algunas ‘de perogrullo’ como comprar el abono trimestral o el mensual en lugar del anual o incluso eliminar directamente este gasto y sustituirlo por salir a correr, andar en bicicleta…Su respuesta fue contundente; sé que estoy malgastando el dinero, pero de la otra forma seguro que no haría nada.
Está claro que no se trata de la mejor opción, pero si su economía doméstica puede soportar el gasto en el gimnasio y él es plenamente consciente de que está ‘tirando’ el dinero -sobre todo esto último- estaríamos ante lo que consideramos una decisión informada. Este tipo de decisiones son las que, aun no siendo las más adecuadas, son totalmente lícitas porque quien las toma sabe que no está actuando de forma correcta y lo asume. Además, se supone que también sería capaz de revertir este mal hábito de consumo si se lo planteara.
¿Cuál es vuestra opinión? ¿Hace lo correcto mi amigo?
Imagen – cotallo-nonocot
Será una decisión informada, pero no deja de ser una mala decisión.
800 euros son muchos euros. Está claro que le sobran.