Lo primero que hay que hacer es crear una lista de cosas que quiero comprar. Hay que tener cuidado en buscar cosas que deberán sustituidas, como el lavavajillas o la nevera, cosas más grandes como un coche nuevo o una máquina para cortar el césped y otras cosas como un ordenador portátil o incluso una piscina para el jardín.
Hay que calcular el coste de cada una de las cosas. Esto es, como poco, algo inexacto. Hay que asegurarse de que cuando se quiera hacer la compra, se haya ahorrado lo suficiente para poder realizar la compra que se pretende, así que lo que hay que hacer es calcular los precios inflándolos un poco para estar más seguro.
Usando un calendario, hay que fijar unas fechas en las que se quieren hacer cada una de las compras. Hay varias formas para decidir cuando quiero hacer cada una de las compras. Está claro que si la lavadora está en las últimas, la fecha de compra de una nueva deberá ser más pronto que tarde. Sin embargo, si la que tengo está funcionando de forma correcta, no necesitaré cambiarla hasta dentro de varios años. El objetivo es planificar, como mejor pueda, cuando haré las futuras compras. Sigue sin ser una ciencia exacta, pero sigue siendo mejor opción que no tener nada planificado y dejarse llevar por las necesidades del día a día.
Divide el coste de cada una de las cosas por el número de meses que quedan para hacer la compra. Dividiendo el precio estimado de cada uno de las cosas que quiero comprar por el número de meses que quedan para realizar esa compra, sé la cantidad de dinero que al mes debo ir guardando para realizar esa compra. Si hacemos esto con todos y cada uno de las cosas que me quiero comprar, sabré con bastante exactitud lo que debo ahorrar cada mes de forma global.
Ahorre todos los meses hasta que tengo que hacer la primera compra. Durante varios meses, voy pasado de forma periódica el dinero a la cuenta donde lo estoy ahorrando, ahora es cuando viene la parte divertida, cojo el dinero ahorrado y voy a comprar lo que tenga previsto.
