Las maneras de ahorrar en el hogar traen consigo una gran cantidad de mitos muchos de ellos falsos. Vamos a descubrir cinco mitos de ahorro en el hogar falsos.
Cuando se trata de un tema tan importante como el ahorro en el hogar existen miles y miles de ideas, consejos y recomendaciones, por supuesto, no todas estas ideas o consejos son fiables y en algunos casos son verdaderamente mitos falsos que deberíamos procurar no tener en cuenta.
Lo que sí es cierto es que en nuestro país el gasto energético medio es muy elevado. Tenemos un coste energético por hogar de los más altos de Europa y sobrepasamos los 1000 € anuales de media en lo que a electricidad se refiere, si a esto le sumamos el resto de servicios necesarios para el hogar vemos como ahorrar evidentemente es un tema delicado e importante.
Un hogar bien gestionado puede suponer un ahorro en los consumos básicos superior al 30% anual, esto se traduce en mucho dinero ahorrado y por tanto merece la pena invertir tiempo en distinguir aquello que es real de lo que no lo es y poner en práctica aquellas medidas que resulten adecuadas para nuestro bolsillo.
Vamos a mostrar cinco ideas o mitos falsos en relación al ahorro en el hogar, consejos que es mejor no poner en práctica en general.
Es mejor no apagar y encender la calefacción cuando se usa y deja de usar
Este es un mito muy extendido y que, sin embargo, no sólo no es cierto sino que trae consigo un gasto elevado en muchos casos en lo que a combustible para calefacción se refiere, bien sea electricidad u otro tipo de energía.
Son muchos los hogares que apuestan por mantener una temperatura media durante todo el día en sus viviendas en las épocas de frío. Esto se hace así porque se considera que el arranque de la calefacción trae consigo un mayor consumo de energía y por tanto un mayor gasto.
Lo cierto es que esto no es así exactamente. Sobre todo en los nuevos sistemas de calefacción, aunque es cierto que hace falta un pequeño pico de calor para volver a situarse en la temperatura que hayamos determinado como adecuada, el saldo de energía que se consume en ese pico de calor es menor que haber mantenido la calefacción encendida durante momentos innecesarios, por ejemplo cuando no estamos en casa.
Hay muchos estudios que se hacen eco de este hecho. Apagar la calefacción cuando no se va a utilizar y encenderla para su uso no es más caro que mantener una temperatura constante. Obviamente estamos hablando de un uso racional de la calefacción, no de apagarla y encenderla cada 10 minutos.
Donde sí notaríamos mucho la diferencia es en la graduación de la temperatura. Un simple grado de más supone en torno a un 7% más de consumo energético, además este consumo es progresivo, es decir, aunque no es exacto que aumente un 7% por grado centígrado que aumentemos el termostato el porcentaje no va a estar muy lejos.
Los especialistas aconsejan mantener el termostato en torno a los 20 °C en invierno.
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Es mejor fregar a mano que usar el lavavajillas
Siempre que intervengan electrodomésticos en la discusión hay que tener en cuenta la eficiencia de los mismos. Esto es importante porque cuando hablamos de ahorro lo hacemos desde el punto de vista de los nuevos aparatos eficientes, de bajo consumo y que permiten una buena personalización en cuanto a sus características de uso.
Un lavavajillas eficiente, que permita elegir la temperatura de agua y que reutilice el calor para el secado de aclarado no consume mayor cantidad de agua que fregar la vajilla a mano, de hecho, según diversos estudios se puede llegar a ahorrar entre 20 l y 30 l de agua utilizando el lavavajillas, además de consumir menos energía que la que se necesita para calentar el agua que utilizaremos para fregar.
Hay que tener en cuenta que la media de consumo de agua en los mejores lavavajillas del mercado, los que se clasifican como clase A se sitúa en torno a unos 15 l o 20 l por lavado, mientras que la media fregando a mano el contenido de un lavavajillas estas características puede situarse perfectamente superando los 100 l de agua.
Es cierto que esta comparativa va disminuyendo a medida que la calificación de eficiencia del electrodoméstico baja. Por eso siempre se dice que a largo plazo invertir en electrodomésticos de alta calificación de eficiencia significa ahorrar.
¿Sabes cuáles son las diferencias entre saldos, rebajas y promociones? en este post te damos las claves para distinguirlo
Puedes dejar los aparatos electrónicos en standby porque no consumen
Esta es otra de esas falsedades relacionadas con el ahorro de electricidad que no se sabe muy bien porque se ha instalado de manera colectiva.
El consumo de los aparatos eléctricos apagados en modo espera puede llegar a suponer al año entre el 2, % y el 5% del gasto medio de energía, es decir, el doble de consumo que el horno eléctrico o casi 10 veces el consumo de un ordenador encendido a pleno rendimiento.
Es decir, los aparatos modo espera siguen consumiendo y a la larga suponer un coste elevado que es perfectamente posible ahorrarse.
Encender y apagar las lámparas fluorescentes ahorra
Esta es una idea muy extendida que viene de una mezcla de conceptos de ahorro surgida en los años 70 del pasado siglo cuando empiezan a popularizarse las luces fluorescentes fundamentalmente en las cocinas de los hogares.
En aquel entonces se unió el concepto de ahorrar luz con el del consumo de la iluminación fluorescente, pero se venía de los sistemas de bombillas incandescentes que para desarrollar su potencial mayor necesitaban mayor cantidad de electricidad. El apagado y encendido de estas luces suponía un gasto superior que su mantenimiento encendidas, esto se trasladó a las lámparas fluorescentes, pero no es real.
Es cierto que cuando se enciende un tubo fluorescente el arranque de la iluminación necesita un pico de consumo de corriente eléctrica, pero, este dura muy poco tiempo y no supone un coste verdaderamente apreciable en el consumo.
La cocina eléctrica gasta menos que la de gas
Cerramos con un clásico dentro de los mitos del ahorro en el hogar. Y este también es un clásico extendido en el momento del comienzo de la modificación de los sistemas en las cocinas el pasado siglo cuando la incorporación de las vitrocerámicas fue sustituyendo otros sistemas.
Y es que de hecho, incluso en el caso de las cocinas modernas, las eléctricas o vitrocerámica se puede llevar a consumir hasta cuatro veces más que las cocinas de gas. Obviamente depende del tipo de aparato y su calificación de eficiencia, pero en todos los casos el nivel de consumo superior.
El truco para compensar esta diferencia de consumo energético está en el uso de baterías de cocina que posean fondos difusores gruesos, esto hace que las temperaturas sean más homogéneas en todo el recipiente se necesite menos foco de calor y por extensión menos consumo eléctrico.
¡Muchas gracias, Sonia!
Muy interesante este artículo (: Creo que hay mucha gente que no sabe bien cómo funciona su caldera o cuáles son las mejores soluciones en cuanto a ahorro y sostenibilidad. Este tipo de blogs contienen información muy útil para conocer un poco mejor cómo funciona nuestro hogar, ¡muchas gracias!