¿Comer sano ahorra?

Efectivamente se trata de una pregunta trampa. Existe, sobre todo en las últimas décadas, una asociación no real entre comer sano y comer caro; esto básicamente tiene que ver con el coste más elevado que determinados alimentos enfocados al control dietético, o, determinados productos con modelos de producción concretos, presentan sobre la media de productos alimenticios. Sin embargo, en general, comer sano no es más caro sino que, además de saludable nos permite ahorrar, o, como poco, no gastar más.

Debemos tener en cuenta siempre este principio; comer bien no significa gastar más. Desde el punto de vista de una alimentación saludable esto es una cuestión básica a tener en cuenta para no negar el abanico de alimentos al que se puede acceder y que realmente pueden ser la base de una alimentación saludable.

Alimentación saludable

Para ello lo primero que tenemos que tener en cuenta es que una alimentación sana no necesita de productos excesivamente especiales ni por supuesto costosos, simplemente el aumento del consumo de alimentos como las legumbres, las verduras o las frutas puede ser el principio de la construcción de una dieta saludable y barata. A lo anterior, podemos comenzar a añadir otros elementos que igualmente resultan económicos y perfectamente saludables.

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Por supuesto en primer lugar englobamos a todos los productos de temporada, productos que resultan más accesibles y económicos generalmente que los que quedan fuera de temporada, y con los que podemos ahorrar un buen dinero.

Dentro de esa dieta equilibrada y saludable la presencia de la carne es importante, sin embargo, el consumo excesivo de carne, muy habitual en nuestras dietas, no sólo no es beneficioso sino que supone un gasto a tener en cuenta. Reducir dentro de los menús semanales el consumo de carne y optar por carnes menos grasas como por ejemplo el pollo, no sólo ayuda a la salud sino también al bolsillo.

Por supuesto lo anterior alcanza también al pescado aunque en este caso, podríamos encontrar una mezcla de los dos puntos anteriores, por un lado, los productos de temporada, siempre más asequibles, y por otro lado la búsqueda de las opciones económicas, en este caso por ejemplo la opción de los congelados. A pesar de los debates abiertos sobre los beneficios alimentarios de los productos congelados, lo cierto es que, bien manipulados y bien cocinados se trata de productos igualmente beneficiosos para nuestra salud y menos caros por supuesto.

 Por último,en general, cuando nos acercamos a los productos de marca blanca, sobre todo en los alimentos básicos, debemos tener en cuenta que la reducción del precio no conlleva una reducción proporcional de las calidades necesariamente, se trata de productos que ahorran en conceptos como envasados y distribuciones, por lo que aquí encontramos otro gran aliado para la alimentación saludable y el ahorro.

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