En demasiadas ocasiones tendemos a mantener el dinero en un mismo lugar, bajo la creencia de que ésta es la mejor manera de conseguir unos beneficios a medio-largo plazo, pero no nos damos cuenta de que es exactamente al contrario, ya que cuanto más diversifiquemos los lugares donde invertimos o ahorramos nuestro dinero más posibilidades tendremos de obtener un mayor beneficios, y así conseguiremos ahorrar sobre lo ahorrado.
Por un lado, si conseguimos colocar nuestro dinero en lugares diversos estaremos consiguiendo obligarnos a nosotros mismos a ahorrar sin darnos cuenta, ya que de una manera involuntaria nos forzaremos a colocar algo de dinero en cada lugar en el que estemos ahorrando.
Así, puede ser interesante disponer de varios productos de ahorro a la vez, aunque eso sí controlando que las comisiones que nos cobran las entidades financieras no se disparen, porque en otro caso correríamos el riesgo de quedarnos con lo comido por lo servido. De esta manera, como sabemos que necesitamos colocar un poco de dinero en cada uno de estos productos estaremos ahorrando sin darnos cuenta.
Por otro lado, al diversificar de entidad financiera, más allá que de producto, estaremos aprovechando las ofertas puntuales que todas ellas van ofreciendo a los nuevos clientes. Lo ideal es no contratar con ninguna entidad nada que vaya más allá de un año, porque esa es la periodicidad con lo que las entidades financieras suelen ir ofreciendo nuevos productos de ahorro más competitivos para los clientes nuevos.
Así que hay que olvidarse de cuestiones baladí como pueden ser la fidelidad a una entidad o a un agente financiero, cuestiones que tienen su base en la incultura financiera habitual en el pueblo español, y apostar decididamente por sacar ventajas de nuestro dinero, aprovechar las oportunidades que el mercado nos ofrece y sacar adelante nuestros ahorros obteniendo el máximo beneficio.
Especialmente, ahora seguimos inmersos de lleno en la guerra del pasivo, una situación que está provocando que las entidades financieras de nuestro país estén lanzándose a la caza del dinero minorista, ya que no son capaces de captar dinero en los mercados internacionales, y para ello estén ofreciendo rentabilidades excesivas para su propia sostenibilidad financiera pero muy atractivas para los consumidores y ciudadanos.
Unas rentabilidades que el Gobierno trató de paralizar hace unos meses con el Decreto contra esta guerra del pasivo, pero que se ha demostrado que las necesidades imperiosas de financiación por parte de las entidades financieras están superando ampliamente las penalizaciones que puedan recibir por parte del Gobierno vía el Fondo de Garantía de Depósitos, ya que en estos momentos de gran apalancamiento general, la prioridad es la liquidez, y la única forma que tienen los bancos y cajas españolas de conseguirla es a través de los depósitos bancarios.
