Cambiar nuestros hábitos y nuestra rutina nunca es tarea fácil, por ello hoy no os propongo un cambio de nuestras costumbres, sino algo mucho más sencillo de conseguir que nos permitirá ahorrarnos dinero.
Para ahorrar no siempre es necesario dejar de hacer lo que nos gusta, ni tener que sacrificarnos o sufrir por cada céntimo que no nos gastamos. Simplemente debemos saber en qué cosas nos podemos gastar menos, por ejemplo, a la hora de comprar una simple coca cola.
Es una realidad el que cuando apetece, apetece; pero si en lugar de bajar a la tienda de frutos secos que tenemos abajo y comprar una lata fría, nos vamos dos calles más lejos andando y compramos una lata en un supermercado, nos estaremos ahorrando como mínimo 20 céntimos en cada una de ellas. Si hacemos estas sencillas tareas, nos daremos cuenta del gran ahorro que al cabo de una semana hemos logrado, por no hablaros de lo que supondría al mes.
Otra forma de ahorrarnos dinero es a la hora de comprar productos que solamente vamos a utilizar una vez. Por ejemplo, un libro o una película. Aunque he de admitiros que hay libros que me he leído hasta tres veces, y películas que he llegado a ver a lo largo del tiempo hasta en diez ocasiones diferentes; esto se da en situaciones puntuales.
Por ello, no os propongo dejar de leer o de ver películas, ni mucho menos; sino que en lugar de comprar nos hagamos socios de una biblioteca y saquemos los libros que deseemos, o alquilemos la película que queremos ver. De este modo, nos habremos ahorrado el coste de cualquiera de estos, lo cual ya supone un dinerillo, y habremos conseguido lo que queríamos, disfrutar de una buena lectura o película.
Otro ejemplo sería el uso del coche para desplazarnos en nuestra propia localidad. ¿Por qué no mejor coger la bicicleta o ir andando? De este modo, conseguiríamos además de ahorrar ponernos en forma. Un 2×1 inmejorable, ¿no creéis?