Cada vez son más las personas decididas a ahorrar, es una actitud muy normal, los años de crisis han dejado sobre todo una sensación clara de los efectos de la falta de previsión independientemente de por qué ocurre o no una crisis. Es lógico que aquellos ciudadanos más previsores a todos los niveles haya sufrido sobre el papel menos que quienes no otorgaron importancia al ahorro y si potenciaron el consumo. Sin embargo, cuando se trata de ahorrar, solemos tratar de buscar fórmulas mágicas que suponga poco esfuerzo; lamentablemente esto no existe, un buen ejemplo sería el ahorro que podemos llegar a obtener eliminando diversos malos hábitos.
Y sin embargo, nos cuesta. Se publicaba hace relativamente poco tiempo un informe relativo a las economías domésticas en Estados Unidos, pero, que realmente podría extrapolarse a nuestro país. En este informe se veía clara la diferencia entre la percepción de la necesidad de ahorrar, algo que era aceptado por la mayoría de los encuestados, y los esfuerzos personales dedicados al ahorro, algo que por ejemplo en relación a determinados hábitos y costumbres no era puesto en práctica ni por la mitad de los que afirmaban ser conscientes de la necesidad del ahorro.
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El tabaco es un buen ejemplo de todo esto. Ya en otras ocasiones hemos hablado del ahorro que puede suponer dejar de fumar. Para un fumador de una cajetilla al día estamos hablando de un ahorro anual que puede llegar a superar los 1200 euros en función del tabaco que consuma. Es poco probable que encontremos muchos espacios de ajuste de nuestra economía doméstica como para llegar a ahorrar esta cantidad, además de tratarse de de un beneficio para la salud evidente, pero cuesta obviamente dejar de fumar (en este caso con el factor añadido negativo de la adicción) y además cuesta renunciar al hábito, casi tanto como renunciar a la adicción que conlleva.
Lo anterior se podría extender realmente a muchas más cuestiones. Por ejemplo, los refrescos, bebidas innecesarias desde el punto de vista de la alimentación, que además, en muchos casos pueden ser nocivas para la salud, y que comportan si su consumo diario un gasto apreciable a fin de año, el exceso de consumo de café fuera de casa, no consultar los mejores precios de los combustibles en tu entorno inmediato, en definitiva un gran número de hábitos que se han convertido en costumbres y que parecen irrenunciables, pero que, sumados en lo que a gastos se refiere, suponen una parte muy importante de nuestros costes totales a fin de año.
