La situación provocada por la pandemia de coronavirus va a traer consigo una situación compleja en muchas familias españolas. Esto será especialmente cierto en el caso de quienes, como los autónomos, no tienen ingresos fijos. Veamos la importancia de un presupuesto en esta situación.
Bien se haya llegado al empleo por cuenta propia por necesidad o por convicción, presenta una serie de rasgos comunes a todos, uno de ellos es sin duda la posibilidad de no tener una regularidad en la estabilidad de las finanzas personales, es decir, no tener unos ingresos fijos constantes. En este marco elaborar un presupuesto útil que sirva para manejar las finanzas domésticas y contribuir al ahorro y una buena distribución de los recursos es más difícil que cuando esto se hace con ingresos regulares.
Salvando la época de los comienzos, donde esta irregularidad en la entrada de ingresos es mayor, generalmente la tendencia será a mantener ingresos irregulares pero más o menos dentro de un mismo rango, es decir, con un margen no excesivamente elevado de porcentaje de desviación que puede ser tanto positivo como negativo.
Vamos a proponer algunas ideas para tratar, en este formato de ingresos, de mantener una economía doméstica estable a partir de un presupuesto o plan económico doméstico, como queramos llamarlo. En cualquier caso lo componemos de los mismos elementos.
Gasto cero mensual
Esto no significa que no vayamos a tener un gasto al mes, ni tampoco que vamos a aplicar una teoría de manera literal como la de los presupuestos base cero. Aunque sí tiene un poco de esto último.
Se trata de un mecanismo de control del presupuesto de gastos e ingresos orientado a situaciones complicadas como por ejemplo salir de un proceso de deudas o potenciar un ahorro que hasta ese momento no se alcanza. De una manera simplificada el proceso de elaboración de este plan de gasto cero mensual pasa en primer lugar por crear una lista de todos los gastos, de manera realista y carente de justificación, solo incluir los gastos y los importes previstos. Posteriormente debemos buscar asignación a cada uno de esos gastos dentro de los ingresos siempre considerando los ingresos a la baja, es decir, el ingreso medio menos el porcentaje de desviación. Cada euro debe tener un destino claro.
Como buscamos el punto cero, es decir, el punto en el que ya hemos asumido todos los gastos, es muy importante lógicamente una revisión de estos, eliminando de raíz los gastos superfluos, que siempre son más de los que creemos a priori. Pensemos que hablamos de una situación complicada de la que necesitamos salir, la pregunta que que responderse a la hora de analizar estos gastos es ¿puedo vivir sin esto? ninguna otra.
Alcanzado el gasto cero, todo el resto del dinero se destinará a las metas de ahorro (o en su caso a las deudas a las que estamos tratando de hacer frente)
La cuenta colchón
Realmente aquí de lo que se trata es de articular un mecanismo que nos permita tener un margen de pago de al menos un mes, es decir, que ocurriera lo que ocurriera en nuestros ingresos, nos garantizamos poder hacer frente a los gastos devenidos en un mes. Esto es el primer objetivo de ahorro que nos tenemos que marcar siempre.
El mecanismo más sencillo, habida cuenta de la necesidad de liquidez que los gastos ofrecen, sería encontrar una cuenta remunerada donde ir depositando nuestro ahorro hasta alcanzar la cifra determinada anteriormente en el presupuesto de gasto cero como punto de ruptura entre nuestros gastos e ingresos. De esta manera obtenemos como decíamos la tranquilidad de mantener la seguridad de un mes como mínimo cubierto en caso de un problema serio con nuestros ingresos. Pero, también, garantiza que ante un gasto extraordinario en un mes determinado, vamos a tener capacidad de respuesta, ya que siempre contaremos con ese colchón por adelantado que nos va cubriendo los gastos.
Distribución del ahorro
En cualquier caso y situación, pero sobre todo cuando los ingresos son irregulares, no debemos entender el ahorro como una acción pasiva. No ponemos el dinero a resguardo para que se quede ahí, e incluso, el ahorro para la jubilación, aunque lo tenemos en cuenta y lo potenciamos si es posible, pasa a un plano secundario cuando de lo que se trata es de solucionar los problemas a corto plazo.
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Esto significa, que tras el primer objetivo de ahorro, el que hemos citado anteriormente en forma de un colchón que nos permita como poco a adelantar los gastos de un mes, los siguientes objetivos también van a ser muy prácticos y orientados a las posibles necesidades a corto plazo.
Aquí ya entra en juego una cierta capacidad de previsión más elevada. No sólo debemos tener en cuenta cuestiones como los gastos e impuestos derivados de nuestra actividad (además de los gastos e impuestos comunes) sino también comenzar a dibujar una previsión de gastos extraordinarios equilibrada. Por tanto aumentaremos el nivel de presión en el ahorro destinado a ambos conceptos, el primero de los casos, el de impuestos y gastos derivados de nuestra actividad o simplemente gastos e impuestos comunes, la previsión es relativamente más simple y por tanto podemos encontrar la cifra objeto más sencillamente. En el caso de la percepción de una cantidad aceptable para gastos extraordinarios el asunto es más complejo. Siguiendo el hilo de un proceso paso a paso, probablemente y tras haber completado el ahorro necesario para lo anterior, una cantidad interesante para ahorrar como fondo de gastos extraordinarios podría ser la equivalente a un mes y medio o dos meses de ingresos contando la desviación a la baja.
El posterior paso, superados los puntos anteriores, sería comenzar un proceso de ahorro destinado a la jubilación.
Como distribuir en productos el dinero
La distribución de los ingresos obviamente tiene que ir orientada en función de la elección dentro de este presupuesto En la que queremos ubicar dicho ingreso.
Lo normal sería el primer lugar destinar a la cobertura del proceso de gasto cero una cuenta sin comisiones, que acepte las domiciliaciones y hacer posible que presente alguna remuneración. Existen cuentas nómina que pueden responder bien a este perfil.
A la hora de establecer el colchón de gasto, el que nos va a permitir tener un mes garantizado de gastos por adelantado, podemos elegir entre dos opciones claras, por un lado la anterior cuenta nómina siempre que la remuneración nos parece interesante, o si no, una cuenta de ahorro con mayor remuneración y con la suficiente liquidez como para responder como mucho en 24 horas a la demanda de traspaso entre cuentas para hacer frente a los recibos.
A partir de aquí ya entra en juego el modelo de ahorro preferido por cada persona. Por ejemplo, para cubrir los gastos de impuestos o derivados de la actividad, se puede perfectamente utilizar como recipiente cualquiera de las dos cuentas anteriores, sin embargo, una cantidad más elevada como la que pretendemos utilizar para afrontar gastos extraordinarios calvez requiriera de un producto de ahorro o inversion con mayor remuneración, aquí podrían entrar en juego los depósitos o productos similares, mientras que por último, a la hora del ahorro la jubilación, obviamente estamos frente a un plan totalmente distinto y que merece un espacio por sí solo.