Llega el verano y con él las ganas de desconexión se acrecentan. Llevas todo el año ansiando el momento de coger el coche y perderte en algún lugar costero donde amanecer sin despertador, comer rico y empaparte de las costumbres de tu lugar de destino. Sin embargo, como todo lo bueno se acaba…llega septiembre y también su temida cuesta. Tiempo en el que muchas familias deben apretarse el cinturón después del derroche veraniego y afrontar, de golpe, un volumen de gastos que, en ocasiones, excede el de los ahorros.
Y es que, según datos del Observatorio Nacional del Turismo Emisor, Observatur,la previsión media de gasto este verano es de 714 euros. Dinero que, sin unos ahorros detrás, puede complicar (y mucho) afrontar esta temida cuesta de Septiembre.
Ante esta situación, son muchas las personas que deciden solicitar ayuda externa. Bien sea a través de familiares, amigos cercanos…o recurriendo a entidades crediticias que brindan ese apoyo económico tan necesario. Y es que a veces, con solicitar un crédito de mil euros, es suficiente para coger impulso y afrontar los pagos pendientes.
Si bien es cierto que esta es una buena alternativa para obtener dinero rápido, lo ideal es, además, acompañar esta medida con un plan de ahorro responsable que nos permita disfrutar de nuestra economía sin preocupaciones. Pero, ¿cómo hacerlo?
El ahorro, esencial para la planificación
Según la 2ª encuesta BBVA sobre pensiones y hábitos de ahorro, más de la mitad de los encuestados no consigue ahorrar (57 %), lo que supone un problema a la hora de la llegada de cualquier imprevisto.
Dicen los expertos que lo primero que se debe hacer para poder ahorrar dinero es tener un poco de perspectiva y saber qué gastos medios tiene la economía familiar de forma mensual.
Aquí es fundamental estudiar bien cuáles son los gastos fijos e intentar reducirlos: compañía eléctrica, compañía telefónica, seguro de coche…estos son sólo algunos ejemplos. Revisar qué contratos se tienen y renegociar condiciones o cambiar de compañía siempre puede ser una buena opción para intentar ahorrar algo. Así, la diferencia siempre se puede apartar.
Este mismo discurso vale el gasto en alimentación. Sin tener que sacrificar la calidad, muchas veces los precios varían dependiendo de dónde se haga la compra, por lo que el cambio de supermercado puede ser también una fuente de ahorro.
Igualmente, por lo que concierne a la ropa o caprichos varios es importante hacer una reflexión acerca de si realmente se necesitan o no. Se habla mucho de economía circular ahora y, desde siempre, se ha heredado juguetes, libros o ropa de familiares. Hay que seguir haciéndolo.
Una vez revisado todo esto y buscado cambiar los hábitos y la percepción del valor del dinero, la primera prueba sería ahorrar lo suficiente como para vivir un mes sin tener ingresos y, una vez conseguido, ir sumando números a esa cifra.
Por lo que respecta a las vacaciones – ya las del verano que viene o los puentes que vengan – es importante cerrar un presupuesto antes, antes de elegir el lugar de destino y adaptarlo y no hacerlo al revés. Hoy por hoy existen muchas fórmulas de transporte y de alojamiento que permiten abaratar costes y que influyen también en el día a día de las vacaciones.
En definitiva, afrontar la cuesta de septiembre, entonces, es fácil si sabes cómo. Nunca es tarde para empezar a ahorrar y planificar.