Consumimos mucho. Esa es una realidad que incluso ha seguido en vigor de un modo u otro a pesar de la crisis y que, desde luego, puede aplicarse a algo cotidiano como el trabajo, un entorno en el que probablemente todos generamos más gastos de los que realmente necesitamos.
¿Se ha parado a pensar en el gasto medio diario que desempeñar su trabajo supone? Desplazamientos, comidas, cafés, etc son gastos que se asumen como parte de lo correspondiente a una jornada laboral, sin embargo, en muchos casos podrían recortarse y mejorar nuestra economía.
Los gastos de transporte
- La comodidad nos puede. Realmente hay casi una opción de ahorro para cada tipo de desplazamiento (aunque por supuesto existen excepciones como en todo).
- Para quienes tienen la fortuna de tener sus trabajos cerca de casa la mejor recomendación es caminar o la bicicleta, no solo ahorramos sino también potenciamos la salud.
- Si lo anterior no es posible lo que se impone es el uso de los transportes públicos, a la larga mucho más económicos que los transportes particulares.
- Y si esto tampoco es posible, existen opciones, cada vez más puestas en práctica como compartir vehículo hasta un punto determinado, que abarata los gastos de manera notable.
Guerra a los gastos pequeños
- Un buen desayuno en casa y llevarnos el almuerzo ahorra sin duda costes, si esto lo combinamos con la comida llevada de casa el ahorro es mayor.
- Los anterior viene a cuento de la afición por acudir al bar a cada receso o momento de asueto que tenemos en el trabajo, de hecho, el café de media maña en compañía de los compañeros de trabajo no tiene que considerarse gasto superfluo, sin embargo todo lo que sobrepase ese café si lo es.
- Tampoco es muy recomendable aprovechar los periodos de descanso en el trabajo para realizar compras. Suelen ser periodos cortos y comprar a toda velocidad no es desde luego una buena idea para el ahorro.
- Sal de casa con el dinero justo y la tarjeta por si tuvieras una necesidad urgente. Es una medida preventiva interesante y que muchas personas, acostumbradas a ahorrar ponen en práctica.
