Por supuesto, hablo de invierno. En verano, sería lo contrario. Para contrarrestar el frío en invierno, tendemos a poner la calefacción a temperaturas demasiado altas, no es nada raro ver termostatos a 27 o incluso a 28 grados. Es posible que haya quienes prefieren estar bien muy calentitos en casa y pagar más en su factura, pero sin embargo, por el simple hecho de ponernos una chaqueta en casa, ahorraremos dinero.
El ahorro siempre depende de la compañía que tengamos contratada pero sin embargo, si lo observamos por porcentajes, nos haremos una idea bastante aproximada:
¿Cuánto se ahorra?
Por regla general, por cada grado que bajamos el termostato ahorramos algo más de un 3% en la factura. Es decir, si bajamos 3 grados, un 10%. Puede que un 3% o incluso un 10% nos suele a poco, pero factura a factura se nota. Recortar de todos los gastos, por pequeños que parezcan, acaba suponiendo un gran ahorro.
¿Pasaré frío?
La respuesta rápida sería que no. Con un termostato fijado a 23 grados, se está a gusto en casa. Sin embargo, hay ciertos momentos del día, como puede ser después de comer o nada más llegar a casa si se viene congelado, en los que apetece más calor. Nada como unos buenos calcetines o zapatillas y una bata o jersey gorditos.
Está claro que todos por preferir, preferiríamos estar a la temperatura ideal, pero sin embargo, cuando tiene consecuencias tan claras en la factura (por no decir en el medio ambiente), realizar ciertos sacrificios es recomendable.
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