¿Qué cantidad debo ahorrar? ¿Cómo hago el cálculo?

Independientemente de la postura que se mantenga frente al ahorro, nadie afirmará que el ahorro es una opción negativa. Podrá considerarse una posición conservadora, podrá pecar según algunos de exceso de previsión, pero la protección del patrimonio a través del ahorro es siempre una opción valorable.

Más difícil resulta afinar y cuantificar cuál es el ahorro ideal para cada bolsillo, adivinar cuánto ahorrar no es sencillo, aunque, desde luego no es imposible, requiere simplemente de un poco de análisis y una buena dosis de realidad sobre nuestra economía doméstica.

Es evidente que el un momento como el actual, cuando nos hallamos pagando las consecuencias de todos estos años de crisis, existen economías domésticas incapaces de ahorrar básicamente porque su cuenta de gastos e ingresos se sitúa al límite cuando no deficitaria, lo cual obviamente no permite ninguna concesión al ahorro.

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Sin embargo, escucháramos a los mayores defensores del ahorro como modelo de gestión de la economía doméstica, estos afirmarían que a partir de saldar la cuenta de gastos e ingresos ya resulta obligatorio destinar una parte siempre al ahorro.

Por tanto lógicamente el primer paso para calcular cuánto ahorrar sería el poseer una buena planificación de nuestra economía doméstica, que nos permita calcular de manera clara tanto nuestros ingresos como nuestros gastos, pudiendo además afinar perfectamente y determinar dónde está el punto de equilibrio entre gastos e ingresos, cuestión fundamental para poder calcular el ahorro.

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A la hora de ahorrar

Existen muchos métodos y propuestas diferentes sobre cómo emplear el ahorro y cuanto designar al mismo, generalmente, si nos atuviéramos exclusivamente a cifras, podríamos hablar que un ahorro entre el 8% y el 12% de los ingresos vendría a ser una cantidad aceptable, sin embargo los nuevos tiempos traen nuevas costumbres y necesidades, por tanto, ceñirse exclusivamente a reglas numéricas tal vez no sea una buena idea.

Por ello resulta interesante plantearse un ahorro progresivo, por ejemplo podría ser el siguiente:

  • Una primera fase ahorrando lo suficiente como para cubrir un mes por adelantado de nuestros gastos, esto sería un colchón para imprevistos que nos permitiría holgura en caso de problemas.
  • Una segunda fase en la cual conversamos un proceso de ahorro para la jubilación, un elemento hoy en día básico para mantener en el futuro la calidad de vida
  • Una tercera fase en la cual podemos destinar el ahorro a obtener rentabilidad para emplearlo posteriormente como consideremos, a través de productos financieros, inversiones o similar

Este modelo no cuantifica la cantidad real que debiéramos invertir en ahorrar cada mes, de hecho sería un modelo por objetivos mucho más flexible y menos rígido a la hora de las aportaciones al ahorro que plantearnos necesariamente un porcentaje de los ingresos a descontar periódicamente.

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