Cada año miles de estudiantes que se desplazan de sus domicilios para para proseguir su formación han de plantearse la disyuntiva del alojamiento durante el curso. Las opciones no son realmente muchas, siendo las más habituales la elección entre las residencias universitarias o los pisos compartidos. La diferencia entre ambos modelos de alojamiento es notable, pero, de la misma manera que más o menos manejamos relativamente bien los costes supuestos de un piso compartido, parece más complicado averiguar cuánto cuestan las residencias universitarias.
La primera cuestión que hay que manejar al respecto es que, cuando hablemos de precios medios, podemos efectivamente está muy lejos de algunas ofertas que el lector esté manejando. Esto se comprende si tenemos en cuenta que la diferencia de precios entre ofertas es realmente enorme, pudiendo encontrar presupuestos que triplican a otros sobre la base de la misma oferta aunque en puntos geográficos diferentes.
Las residencias universitarias
Con los datos en la mano del cierre del pasado año 2013, en nuestro país venían a ofertarse unas 1100 residencias para estudiantes, lo que concentraba una oferta de algo más de 90,000 plazas. Dentro de esta oferta la gran mayoría se corresponde con residencias universitarias mientras que un porcentaje algo menor se corresponde con colegios mayores;
Por comunidades autónomas Madrid es la que presentaba un mayor número de plazas en oferta, seguida por Cataluña, y posteriormente Castilla y León y Andalucía. Es importante tener en cuenta que estas cuatro comunidades autónomas acumulaban prácticamente 50% la capacidad total de plazas en residencias.
Otro dato relevante es que el 21% de las plazas se corresponde con centros de universidades públicas, mientras que el 29% se corresponden con centros adscritos a universidades públicas y solamente el 6% se vinculaba con universidades privadas en centros propios o adscritos. Esto significa que prácticamente la mitad de la oferta no se vincula de manera directa de universidades ni públicas y privadas.
El precio de las residencias Universitarias
Como indicábamos anteriormente la diferencia de precios es tan abrumadora en algunos casos que no resulta sencillo establecer medias que puedan satisfacer la búsqueda de todos los perfiles. Podemos poner un ejemplo de esto cuando comprobamos que ante una misma oferta de alojamiento y pensión completa puede existir diferencias de un 300% entre comunidades autónomas, es decir diferencias más relevantes.
De esta manera, de los casi 1.500 euros mensuales de algunas residencias que ofrecen alojamiento pensión completa en Cataluña o la comunidad de Madrid, hasta los 300 mensuales sólo por alojamiento de algunas residencias en otros puntos del país, la distancia es tan elevada que requeriría un estudio pormenorizado comunidad autónoma a Comunidad Autonoma, y, aún así, generaría diferencias entre la oferta en función de si es relacionada con una universidad pública o adscrita o privada, etc.
Es por ello que cuando se maneja un intento de media de coste de las residencias, como por ejemplo el estudio realizado por Consumer para el año 2009 nos arroja desembolsos medios por alojamiento en residencias universitarias entre los €550 y los €650 mensuales.
En aquel estudio se venía a contemplar que la distancia entre la oferta más cara y la más barata era prácticamente de un 700%, comparando una oferta (la más elevada) en la comunidad autónoma de Madrid y otra (la más económica) en Sevilla. Mientras que, la media de alquiler en piso compartido venía a situarse en el entorno de los €300.
Todo esto parecería apuntar a que el modelo de alojamiento en residencia es más caro que el alquiler del piso compartido, sin embargo, hay muchos matices que tener en cuenta.
Piso compartido vs Residencia Universitaria
La realidad es que cuando nos alejamos de los entornos de mayor coste de las residencias universitarias, y cuando limitamos los servicios en estas al alojamiento, obviamente los precios medios van disminuyendo. Esta disminución acercaría el coste al que puede suponer el alojamiento en un piso compartido, aunque no lo igualaría.
Sin embargo, como decíamos, se tienen en cuenta otros factores y no sólo el económico en esta elección. Por ejemplo, el hecho de alojarse en un espacio con un entorno reglado, habitualmente con buena comunicación, en un ambiente teóricamente destinado precisamente a favorecer el estudio y la concentración, son factores que sobre el papel han de ser tenidos en cuenta, y que parecen (parecer no siempre es ser) más adecuados en el caso de las residencias.
En cualquier caso, tanto la disparidad de precios, como las diferentes maneras de entender este período de vida en el cual las personas comienzan a tomar conciencia de lo que significa vivir solos y las responsabilidades que conlleva, hace que sea una discusión muy compleja y en muchos casos enviara más por estas percepciones inclusión que por lo económico.