Un fondo de emergencia debe estar presente en cualquier economía personal saneada. Sin embargo, no siempre sabemos cuánto dinero destinada al fondo de emergencia, ni cómo configurar el ahorro para crearlo.
Ya se ha insistido muchas veces en la necesidad de ahorrar como elemento clave para optimizar nuestras finanzas personales a medio y largo plazo, verdadero objetivo fundamental a tener en cuenta ya que cuando nuestra vida laboral concluya y se dé inicio a la jubilación, con toda probabilidad necesitaremos ingresos complementarios para no perder poder adquisitivo.
Sin embargo, para poder hablar de ahorro a medio y largo plazo debemos comenzar a construir los verdaderos cimientos del hábito del ahorro y esto pasa por generar un fondo de emergencia que permita poder superar obstáculos financieros sin colapsar nuestros mecanismo de ahorro.
Qué es un fondo de emergencia
Un fondo de emergencia es una cantidad de dinero determinada, que posteriormente aprenderemos a calcular, y que se encuentra a nuestra disposición en estado de liquidez inmediato.
Este es un dinero al que podemos recurrir como mucho de un día para otro y que permite asumir incidencias en nuestras finanzas personales sin recurrir ni al ahorro al medio o largo plazo, ni por supuesto a otros elementos de financiación como tarjetas o préstamos personales.
El fondo de emergencia es una herramienta imprescindible cuando queremos realmente introducir el hábito del ahorro de manera constante en nuestras vidas, se trata del primer paso por objetivos, y también, muchas veces, su constitución supone los primeros esfuerzos de ahorro, lo que tiene que ver con la instalación de dicho hábito de ahorro en nuestro día a día.
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Por qué debes tener un fondo de emergencia
El fondo de emergencia va a permitir que puedas asumir sin excesivo daño en tus finanzas imprevistos que de otra manera tendríamos que asumir mediante financiación implicando costes de intereses y gastos, o reduciendo la dirección del resto de nuestro ahorro.
El primero de los ejemplos se entiende fácilmente, cuando por ejemplo debemos hacer frente a un desperfecto en el hogar que supone un gasto de 1000 €, si disponemos de ese dinero nuestro fondo de emergencia nos ahorraremos los costes de financiarlo a tasas de intereses generalmente elevadas tanto en las tarjetas de crédito como en los préstamos personales.
En el segundo de los casos, el de no dañar la dirección del resto de nuestro ahorro, también es fácil visualizar los beneficios del fondo de emergencia. Supongamos que no disponemos de un fondo de emergencia y debemos asumir esa reforma doméstica por valor de 1000 €, pero, sí tenemos determinados productos de ahorro o inversión como planes de pensiones o fondos de inversión donde colocamos nuestro dinero. Retirar el dinero de los planes de pensiones es muy complicado en este caso sería imposible a no ser que cumpliéramos algunos de los parámetros por los que se puede realizar el rescate, la liquidez en los fondos sería viable pero estaríamos interrumpiendo el desarrollo de la inversión en un momento en el que puede que incluso no sea propicio y perdamos dinero… Así podríamos continuar prácticamente con todos los productos de ahorro e inversión, por no hablar de otras inversiones como las inmobiliarias etcétera.
Tener el fondo de emergencia disponible, por ejemplo en una cuenta remunerada, es similar a la hucha tradicional, con la ventaja de disponer de un dinero que está produciendo remuneración pero a la vez dispuesto a cubrir nuestros problemas financieros inmediatos.
Cómo se hace un fondo de emergencia
En primer lugar debemos tener en cuenta que el fondo de emergencia es la primera herramienta de ahorro que deberías crear, por tanto, vamos a suponer que antes de este momento no has ahorrado absolutamente nada.
Lo primero que debes hacer es calcular cuál es la parte de tus ingresos que vas a destinar al ahorro. Hay muchos métodos y mecanismos para tratar de calcular esto, pero, en todos los casos va a requerir la disciplina suficiente para su puesta en marcha independientemente de lo que ocurra en tus finanzas mes tras mes.
Una cantidad interesante para el ahorro es al menos el 10% de tus ingresos brutos. Vamos a trabajar con ésta cifra para el ejemplo.
Una vez que hayas determinado el porcentaje de ahorro, en este caso 10% y sobre unos ingresos brutos mensuales de 1000 € (pongamos esta cantidad para redondear la cifra no porque sea representativa de nada) ya hemos definido que nuestra capacidad de ahorro va a ser de 100 € mensuales. Esto es inamovible y en todo caso lo será para aumentar el porcentaje, no debemos modificar a la baja esta cantidad salvo hecatombe en nuestras finanzas. Es el momento de calcular cuál es el fondo de emergencia que necesitamos.
Hay muchas maneras también para calcular un fondo de emergencia y muchas recomendaciones sobre cómo hacerlo, sin embargo, como suele ocurrir, lo más básico suele ser a la vez lo más eficaz y fácil de poner en marcha.
La mejor manera de generar un buen fondo de emergencia es calcular nuestros gastos fijos imprescindibles. Aquí debemos sumar cuestiones irrenunciables de gasto, vivienda, alimentación, transporte, importe medio de recibos… Esto va a suponer que tenemos que hacer un ejercicio de reflexión sobre nuestros gastos, algo que siempre viene bien. Supongamos, siguiendo con el ejemplo, que hemos determinado que tenemos unos gastos irrenunciables al mes de 600 €. Esta sería la cifra base para la composición del fondo de emergencia.
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El fondo de emergencia se puede crear en dos pasos diferentes:
- En una primera fase se destina el total de nuestro ahorro a crear dicho fondo de emergencia que deberá estar compuesto por al menos tres meses de gastos irrenunciables. En este caso 1800 €. Esto significaría que deberíamos dedicar 18 meses generar esta primera fase del fondo de emergencia.
- En una segunda fase vamos a combinar la mitad del dinero de nuestro ahorro destinado al fondo de emergencia con comenzar a aportar a otro tipo de herramientas o productos financieros. Aquí vamos a constituir otros tres meses de gastos irrenunciables hasta alcanzar seis meses, en este caso esta fase duraría 36 meses en los que aportaríamos 50 € al fondo de emergencia y 50 € a otro tipo de producto, por ejemplo un fondo, o productos de ahorro con aportaciones sistemáticas.
Una vez constituido el fondo de emergencia destinaremos el total de nuestro ahorro a productos de inversión o ahorro a discreción según nuestra conveniencia en cada momento. Si utilizamos el fondo de emergencia en algún momento deberemos volver a los dos puntos anteriores, es decir, si gastamos entre uno y tres meses del fondo volveríamos a destinar el 50% de nuestro ahorro hasta equilibrar el semestre, si gastamos el 100% del fondo de emergencia destinaremos el total del ahorro hasta generar los tres primeros meses y posteriormente aplicaremos el segundo paso.
Estamos haciendo un ejemplo bastante poco real a partir de una cantidad, 1000 €, baja pero que nos permite calcular a simple vista y valorar cuál es el modelo de constitución más idóneo para los fondos de emergencia.
Cuándo utilizar un fondo de emergencia
Lógicamente el uso de un fondo de emergencia es discrecional, pero, hay un problema que debes tener en cuenta, no confundir un fondo de emergencia con un ahorro para objetivos. La diferencia es clave ya que el fondo de emergencia se destina a cubrir aquellas situaciones que puedan producirse por la avería de un vehículo, por un desperfecto en el hogar, o simplemente por un periodo de falta de ingresos, mientras que un objetivo puede ser unas vacaciones o adquirir un nuevo vehículo o realizar una remodelación en el hogar.
Los objetivos deben ser parte del ahorro al margen del fondo de emergencia, cuando te marcas objetivos de ahorro a medio plazo estos deben tener siempre el respaldo de la solvencia de un fondo de emergencia detrás, pero no utilizar el fondo como soporte ya que entrarías en una espiral de constante relleno de los fondos de emergencia que vas haciendo.