Esta es una cuestión muy similar a la que surge cuando nos planteamos el ahorro directo al dejar de fumar, obviamente se trata de abandonar el hábito del consumo de un producto en favor de otros hábitos más saludables y más baratos. Sin embargo, el cálculo de lo que nos ahorramos al dejar de fumar es relativamente sencillo, no así el cálculo de lo que nos ahorraríamos si dejamos de consumir café.
Realmente todo esto, cuando hablamos de ahorrar dejando el café, cuando lo hacemos refiriéndonos a un día de gasto cero, cuando nos centramos en cómo ahorrar a partir de la alimentación… no deja de ser una parte de los conceptos de frugalidad aplicados al ahorro que sin duda son una corriente importante dentro de la manera de entender cómo gestionar la economía doméstica, pero, que también arroja contradicciones.
¿Sabes como crear el hábito del ahorro? en este post te damos pistas
¿Por qué ahorrar en el café?
Realmente podríamos aplicar esto a casi cualquier acción de ahorro que requiera un esfuerzo o la aplicación de fuerza de voluntad. Realmente se trata de buscar puntos donde poder ejercer presión para instalar el hábito del ahorro en nuestras vidas, esto no es sencillo sobre todo teniendo cuenta que venimos de una época no tan lejana en la que el ahorro parecía una cosa no estrictamente necesaria y a la que se acudía en todo caso después del exceso de consumo.
Se acude al ahorro en el consumo del café porque representa uno de esos gastos hormiga, no estrictamente necesarios, en apariencia poco relevantes pero que efectivamente a la larga suponen una cantidad relativamente importante.
Calculemos: para calcular este ahorro debemos no caer en la tentación del yo encuentro el café 10 centimos más barato, que siempre que se realiza este tipo de ejercicio se convierte en el comentario más recurrente. El precio medio que vamos a utilizar es sólo única y exclusivamente una referencia, para hacer el cálculo utilice usted el precio medio de referencia en su ciudad o en el ámbito en el que usted se desenvuelva.
Se suele asociar como consumo medio dos tazas fuera de casa y al menos una taza en casa. En este caso vamos a calcular el coste de cada taza de café fuera de casa en 1.50 euros, más difícil parece calcular el costo real de prepararnos una taza de café en casa, la pasada primavera la OCU realizaba una comparativa sobre este aspecto, llegando a la conclusión de un precio medio por taza de aproximadamente 0.12 euros, excepto en el caso de los cafés de cápsula en los que ascendía cerca del 0.30 euros.
En este caso no estamos comparando lo que te costaría tomar el café en casa en relación a lo que te cuesta fuera, en estos datos eso se ve claramente, sino lo que supondría eliminar el café de tu dieta. Partiendo de las cifras anteriores estaríamos ante un gasto diario sobre los 3,12 euros. Este gasto no se multiplica por siete días de la semana ya que se atribuye un mayor nivel de consumo de café a los días de labor, por tanto, tomemos como referencia la mitad de consumo por cada día de fin de semana por lo que un fin de semana completo nos vuelve arrojar otros 3.12 euros. En definitiva, nos encontramos con un gasto en café de 74.88 euros mensuales que traspasado al cómputo anual asciende a algo más de 898 euros…una cantidad importante, pero ¿realmente esto funciona así? no necesariamente.
El equilibrio en la frugalidad
La frugalidad es una buena idea pero parte de un principio complejo; la fuerza de voluntad aplicada a los hábitos y costumbres que deberemos restringir. Realmente si aplicáramos el recorte radical del gasto en café la cuenta final anual es notable en cuanto ahorro, sin embargo cuando decimos que esto no funciona realmente así lo hacemos porque un gasto tan concreto, tan difícil de manejar en el ahorro ya que es una cantidad baja y constante, tiene muchas posibilidades de acabar destinado a otro gasto poco necesario.
Es cierto que podemos aplicar la teoría del bote de cristal en la cual introducimos diariamente lo que nos ahorramos, pero no suele durar mucho. ¿Entonces de qué nos sirve saber cuánto podemos ahorrar si dejamos de tomar café? pues nos puede servir realmente mucho: si tomamos conciencia del conjunto de gastos no estrictamente necesarios, y aquí podemos empezar a sumar no sólo el café, también el tabaco, los refrescos y bebidas alcohólicas, etc al realizar esta suma y acumulación de gastos nos daremos cuenta que todos ellos por separado si fueran eliminados de manera radical nos proporcionarían ahorros muy notables… esto significa que podemos perfectamente reajustar nuestro modelo de consumo sin renunciar a nada, pero, racionalizando el gasto, por ejemplo supongamos que eliminando al 50% todo ese consumo no estrictamente necesario.
El efecto que esta medida puede tener en nuestra economía, esta vez si, puede ser realmente apreciable a largo plazo algo que, recordamos, está en el origen de todo modelo de ahorro.