La sensación de llegar al fin de mes sin saber muy bien por donde se nos ha escurrido el dinero es común sin duda a millones de españoles. Y aunque es obvio que la actual situación económica tiene mucho que ver, no es menos cierto que entre nuestros gastos necesarios se cuelan un buen número de pequeños gastos tal vez no tan obligatorios. Son los gastos mini que, en momentos del año como la llamada cuesta de Enero cobran especial relevancia.
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Los gastos mini (o gastos hormiga como también se les llama) son de hecho culpables en más ocasiones de las que se les supone de esas dificultades para llegar a fin de mes, básicamente porque son gastos leves que no suelen tenerse en consideración ante otros gastos mucho más evidentes como el pago de la hipoteca o la cesta de la compra.
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¿Qué es un gasto mini?
No es sencillo establecer qué es un gasto mini si lo clasificamos por productos, ya que lo que para alguien puede ser un gasto justificado (consumir tabaco por ejemplo) para otro no, así que es más sencillo asociarlo con aquellos gastos de pequeño importe que realizamos cotidianamente.
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Debemos saber que el concepto de contención de los gastos mini choca para muchas personas con el hábito de consumo. En este sentido, para aquellos sin problemas para llegar a fin de mes con sus ingresos, controlar los gastos hormiga puede ser una manera de aumentar el nivel de ahorro, pero, para quienes sí atraviesan por esas dificultades se convierte en una obligación ya que, precisamente los hábitos de consumo pueden ser los que marquen la diferencia en negativo.
¿Cómo detectar los gastos mini y su impacto?
Es relativamente sencillo detectar estos gastos, podríamos dividir su detección en dos grupos:
- Aquellos gastos menores no estrictamente necesarios que realizamos de manera cotidiana
- Aquellos gastos menores/medios no necesarios que realizamos de vez en cuando
La manera de calcular el impacto global de ambos también es relativamente simple; calcular de manera parcial el coste mensual de cada uno de los gastos y sumar el resultado para después multiplicarlo por la anualidad. Si nunca ha realizado este simple ejercicio las cifras finales suelen dar más de una sorpresa.
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Contener los gastos mini
Queda claro que para unos resulta una opción y para otros una necesidad, pero en todos los casos el procedimiento de contención de estos gastos es similar y pasa necesariamente por la planificación del gasto.
Hay que resaltar que, en este caso, hablamos de contención, no de erradicación. Se parte de la base de que muchos de los gastos mini tienen que ver con el ocio y la autosatisfacción, por lo que queda en manos de cada uno saber hasta dónde está dispuesto (o necesita) renunciar.
Estas serían cuatro pautas que pueden ayudar en la contención del gasto hormiga:
- Objetivos. Conocido el global que nos suponen estos gastos es una buena idea marcarse un porcentaje de reducción. No será el mismo para todos, pero una vez elegido se debe asumir como inamovible. Sobre ese porcentaje podemos empezar a eliminar o reducir los gastos.
- Asumir el gasto mini aceptado. Si por ejemplo hemos decidido reducir nuestro gasto mensual de cafés fuera de casa hasta una cantidad X mensual, ese es nuestro presupuesto para ese gasto mini. No sirve de nada hacer trampa al solitario y mover cantidades de un concepto a otro, es el principio del no cumplimiento de los objetivos.
- No renunciamos al gasto, lo controlamos. Es muy importante no lanzarnos a eliminar gastos sin ser capaces decididamente a su renuncia. De hecho, es más que recomendable, como indicábamos que exista una cantidad de dinero en nuestra planificación precisamente destinada a estos pequeños gastos al consumo. Resulta más sencillo reducir que eliminar.
- Control de nuestro gasto general. Hoy por hoy existen decenas de aplicaciones de uso simple que nos permiten rápidamente valorar nuestra progresión en los gastos. El uso de estas herramientas es definitivamente un gran aliado cuando tratamos de reducir los gastos mini.
