En España existe una legislación vigente que data de 1982, cuando tuvo lugar el mundial de fútbol. Por aquellos entonces, se elaboró esta ley que prohíbe la venta o reventa callejera o ambulante. Sin embargo, poco se conocía por aquel entonces de Internet y actualmente, se ha quedado un vacío legal que no se ha tardado en aprovechar.
Vender entradas en portales de Internet
Vender entradas de un evento sin ser un punto de venta oficial, es decir, revender entradas, es ilegal en las calles, pero legal en Internet. De esto se dieron cuenta Jon Uriarte y Ander Michelena, los fundadores de la startup española ticketbis. Se trata de una plataforma que facilita la venta de entradas entre fans, tal y como dicta su página web.
Vender bolis con truco
Aunque, como hemos dicho, la venta entre particulares de entradas por Internet no es ilegal, hay quien no se fía. Por lo tanto, muchas veces se pueden encontrar en portales de compra-venta de objetos en Internet anuncios como: «Vendo boli bic y regalo entrada para partido de fútbol». Precio total: 100 euros. Se trata de un truco por el cual, ya nadie puede decirnos nada. Es legal vender un boli bic por 100 euros si el comprador está de acuerdo con el precio, si además el vendedor tiene la «amabilidad» de regalar una entrada para cualquier tipo de espectáculo, no será el comprador el que ponga pega alguna… . Este es uno de los trucos que aprovechan uno de tantos vacíos legales que existen en la legislación española.
¿Beneficioso para ambas partes?
Hay muchas ocasiones en las que se tenía previsto ir a un evento, algo como un partido de fútbol, un musical o un concierto, pero al acercarse la fecha nos damos cuenta de que no podemos asistir. Es una pena perder ese dinero, especialmente si la entrada ha sido cara como suele suceder en estos casos. Por lo tanto, plataformas de venta de entradas entre fans pueden aliviar estas situaciones. Es beneficioso para las dos partes, para el vendedor que recupera su dinero y para el comprador que puede asistir al evento que deseaba y a un precio que él acepta.
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