El equilibrio entre ahorrar y no gastar tiene una frontera muy delicada y difícil de precisar. Lo que resulta evidente cuando pretendemos reajustar nuestra economía doméstica, algo que millones de personas debemos hacer, necesitamos atenernos a un plan, a un modelo sobre el que realizar las acciones que sea, bien de ahorro o bien de control de gasto. Pero, más allá de todo esto, también es interesante plantearse como rentabilizar más nuestros ingresos.
De lo que se trata es de determinar mejor nuestros puntos fuertes y débiles, es decir, cómo se mueve a lo largo de un periodo de tiempo determinado nuestra economía personal. Para ello existen indicadores relativamente sencillos con los que luego podremos componer nuestro plan de acción.
¿Sabes hacer un presupuesto cuando tus ingresos no son fijos? te ayudamos en este post
Crea un control lineal sobre el presupuesto
Es una idea simple pero muy eficaz, se trata de aplicar la lógica empresarial a la economía doméstica. Sigue la trayectoria de tus ingresos durante un periodo de tiempo como si se tratara de un proyecto empresarial, registra los gastos y la evolución de los mismos, e identifica las posibilidades que quienes no sólo de gastar sino también de recuperar dinero a través de canales alternativos a tus ingresos regulares.
Planifica de antemano los picos de gasto
Esto es un poco más complejo porque nos exige una previsión a la que no siempre estamos acostumbrados. Trata de planificar de antemano los momentos de mayor gasto del mes y asociamos con cantidades concretas que irás anotando en el control lineal anterior como salidas. De este modo en un plazo de tiempo relativamente breve vas a poder visualizar muy bien tus mejores y peores momentos mensuales en lo que a dinero se refiere.
Prevé los peores escenarios
Un error muy común es siempre acudir a los mejores escenarios posibles como punto de partida para análisis y previsiones. Se trata de un error realmente grave ya que, efectivamente, en este caso los cálculos siempre serán al alza y cualquier desviación nos afectará de manera grave. En todo caso siempre debiéramos acudir a un escenario medio, donde contemplemos gastos inesperados en una proporción relativamente baja, y, mejor aún, ser capaces de realizar previsiones con los peores escenarios.