Cuando una persona se plantea comenzar ahorrar, una de las primeras cuestiones relevantes entre las que tiene que resolver, es que tipo de producto o herramienta va a utilizar para el ahorro. Las cuentas de ahorro son un producto financiero orientado precisamente ahorrar, pero, ¿merecen la pena?
Hay que valorar a fondo, todas las opciones antes de comenzar ahorrar. Dependiendo de muchos factores, el ahorro puede destinarse productos de inversión, productos garantizados, a la configuración de un fondo de emergencia si aún no se posee, en definitiva, a herramientas que ayuden a mejorar la posición financiera del usuario.
Las cuentas de ahorro son un producto que, originariamente, se concebían como un instrumento interesante. Sin embargo, como veremos, poco a poco han ido perdiendo este interés
¿Qué es una cuenta de ahorro?
Lo primero, lógicamente, es entender que es una cuenta de ahorro. Una cuenta de ahorro no es más que una cuenta a la vista en la cual el usuario va depositando dinero, y, sobre el papel, este dinero le va produciendo intereses.
Este tipo de cuentas, aunque pueden tomar diferentes formas, generalmente no permiten domiciliación de recibos ni gestiones habituales de una cuenta corriente. Son, en definitiva, una herramienta preparada única y exclusivamente para el ahorro.
Si tienen liquidez, ya que la mayoría de los casos es posible acceder de manera inmediata al dinero de la cuenta, y no supondrá penalización alguna, esto es una diferencia notable con los depósitos bancarios, que si aplican penalizaciones.
Descubre en este post tres ideas para ganar dinero extra en vacaciones
¿Merecen la pena las cuentas de ahorro?
En la actualidad las cuentas de ahorro apenas ofrecen rentabilidad. De hecho, la gran mayoría de las cuentas de ahorro tradicionales han ido desapareciendo o quedando ocultas dentro del catálogo de productos financieros.
Las pocas cuentas de ahorro que siguen publicitándose como tal, ofrecen rentabilidades cercanas al 0%, y tan sólo en algunos casos muy puntuales, una rentabilidad algo superior al 0,5% el primer año, pero con compromiso de permanencia o con vinculación.
Por otro lado, han ido apareciendo algunos productos como las cuentas nómina remuneradas, que, en algunos casos, superan incluso la remuneración de la cuenta de ahorro tradicional.
En este contexto, y salvo para utilizar el producto como herramienta de transición entre otros productos de ahorro o inversiones, realmente las cuentas de ahorro ya no son (al menos de momento) un producto interesante. Si la remuneración no existe o es escasa, en algunos casos además se aplican comisiones, y por tanto el dinero se queda inmovilizado, lo único que nos aporta es la seguridad del depósito, pero, respecto a la evolución de los precios seguirá siendo negativa su evolución, es decir, no batir a al IPC de ninguna manera, lo cual es lo mínimo exigible a un producto de ahorro remunerado que capte nuestro interés.
Por tanto, efectivamente, las cuentas de ahorro han perdido interés. Siguen existiendo, y lo seguirán haciendo, y es probable que un escenario de recuperación del valor del dinero y los tipos de interés, también recuperen cierto protagonismo, ya que como producto, cuando si ofrecen rentabilidades más o menos atractivas, siempre es interesante.