Tenemos una cierta tendencia a complicarnos a la hora de elegir las mejores herramientas para ahorrar. Antes de embarcarnos en procesos complejos o productos de ahorro complicados, resultaría interesante repasar los métodos más sencillos para ahorrar.
El ahorro, tradicionalmente, es una costumbre muy apegada a los hábitos financieros en nuestro país. Existe una imagen falsa del consumo exagerado generada por apenas dos décadas, justo antes del crisis económica de 2007, en la que parecía potenciarse todo lo contrario, un exceso de consumo como algo bueno y una visibilidad del ahorro como algo anticuado o poco práctico.
Sin embargo, si retrocedemos un poco más, tampoco hace falta hacerlo muchos años, veremos cómo el concepto de ahorro peseta a peseta, en la época anterior a cambio de siglo, estaba tremendamente arraigado en las anteriores generaciones que entendían el ahorro como un elemento de previsión futura y herramienta útil para afrontar los vaivenes económicos de la vida.
En la actualidad, afortunadamente, volvemos a ser cada vez más conscientes de la importancia de ahorrar y buscamos la mejor manera de hacerlo. Generalmente el primer impulso es acudir a herramientas ofrecidas por los propios bancos, que efectivamente pueden ser una buena idea. Sin embargo, se hace difícil manejarse con estas herramientas de ahorro si no se tiene una cultura previa que nos oriente a retirar parte de dinero del consumo y destinarlo a ahorrar.
Para facilitar esto existen diferentes métodos o ideas, realmente muchas algunas más útiles que otras. Vamos a repasar cinco de estos métodos sencillos para mejorar nuestra capacidad de ahorro.
El método de las 52 semanas
Se trata de un método progresivo de ahorro que, además, por la disciplina que exige puede ser muy interesante cuando no se tiene la costumbre de ahorrar.
En este método lo que se propone es plantear un periodo de ahorro de 52 semanas. El ahorro va a ser progresivo, y lo realizaremos de manera física en una ducha o similar, aunque también es posible (y más recomendable porque no tendremos menos a mano) hacerlo en una cuenta remunerada o similar.
Comenzamos depositando un euro la primera semana, la segunda semana haremos un depósito de dos euros, la tercera semana haremos un depósito de tres euros, y así sucesivamente hasta la semana 52 en la que haremos un depósito de 52 €.
Si somos capaces de realizar este ahorro vamos a obtener en las 52 semanas una cantidad nada despreciable, concretamente en 1378 € ahorrados. La eficacia de este tipo de métodos se basa en la progresión y la constancia, es decir, nos obliga a mantener una tensión de ahorro importante que será determinante para obtener el éxito en el proceso.
Existe la opción de hacer este método de manera inversa. Es decir comenzar la primera semana con un depósito de 52 €, progresivamente reduciendo hasta que en la semana 52 haremos un depósito de un euro. Esto es interesante sobre todo si disponemos de una cantidad inicial con la que arrancar el proceso.
El método de los 30 días
Realmente se trata de una adaptación del método anterior. Puede ser un método muy útil cuando vamos a necesitar una cantidad mediante dinero en un plazo corto, y además, a la vez como ocurre con todos estos métodos, puede ser muy interesante de cara a obtener el hábito del ahorro.
En este caso lo que se nos propone es un ahorro progresivo en 30 días que comenzará con la aportación a una hucha (o cuenta de ahorro) de un euro el primer día, dos euros el segundo día, tres euros el tercer día y así progresivamente hasta que el día 30 realizaremos una aportación de 30 €.
Esta manera podemos llegar a ahorrar, si cumplimos con todos los pasos de manera escrupulosa y no retiramos dinero del ahorro, hasta 465 € en un mes.
Lo realmente interesante de ambos métodos reside en el hecho de ser capaces de ahorrar de manera sistemática. Es decir, si logramos cumplir este reto o el anterior de las 52 semanas, posteriormente nos podemos plantear retos sistemáticos de menores o mayores cuantías, por ejemplo, un método progresivo en céntimos que comience con 0,10 € el primer día, 0,20 € el segundo día etcétera.
En cualquier caso se trata de sistemas de ahorro periódico muy interesantes para fomentar el hábito de ahorrar.
En este artículo te ofrecemos consejos financieros para tus compras este verano.
Método de los sobres
Este es un método de ahorro tradicional y verdaderamente antiguo, pero no por ello ha perdido su eficacia y resulta ser una opción muy interesante y a tener en cuenta. Como los anteriores se trata de un método que debe realizarse con disciplina, en este caso hacerse trampas al solitario tiene poco sentido ya que de lo que se trata es de ahorrar y de acostumbrarse al ahorro.
Este método de ahorro, anterior a los conceptos actuales de banca, se basa en la gestión del dinero en metálico. Es muy interesante y a tener en cuenta cuando realmente nuestra economía personal pasa por problemas y necesitamos ajustar al máximo nuestros gastos e ingresos.
Un modo sencillo de aplicar lo consiste en reunir todo el dinero en metálico de nuestros ingresos mensuales. Posteriormente, iremos haciendo cuentas de los gastos mensuales irrenunciables, vivienda, electricidad, alimentación… Estos gastos se consignan de manera individual en un sobre en el que depositamos la cantidad exacta (o lo más exacta posible) de cada gasto.
Cuando tenemos distribuidos los gastos imprescindibles y ya introducido el dinero en los sobres correspondientes es el momento de echar un vistazo al resto de gastos menos importantes que la cantidad de dinero que nos queda. Generalmente en este método lo que se recomienda es aportar una cantidad de ese sobrante en todos los casos, con una proporción no inferior al 10% del dinero sobrante y destinarla al ahorro, bien a través de un producto de ahorro o bien a una caja o hucha, con el 90% restante del sobrante deberemos hacer frente al resto de gastos. Obviamente cuanto mayor sea el porcentaje de ahorro mejor será para nuestro bolsillo.
Este es un método muy eficaz para aprender a gestionar el dinero en metálico, algo que no siempre sabemos hacer bien, menos en esta época de dinero virtual, tarjetas y operaciones a través de Internet
Método Harv Eker
Uno de los libros más interesantes de las últimas décadas sobre la gestión de la economía personal es el que lleva por título Los Secretos de la Mente Millonaria escrito por Harv Eker.
En este libro el autor lo que nos propone es un ejercicio de racionalización del gasto en el que éste se asume en función de unos porcentajes prefijados y no al revés, que es lo que realmente solemos hacer.
El autor hace una distribución del siguiente modo:
- 55% destinado a los gastos imprescindibles: casa, luz, agua, alimentos…
- 10% destinado al ahorro: en este caso este dinero no se utiliza para nada más y se puede destinar a productos de ahorro o al ahorro interno.
- 10% destinado a la formación continua. Este apartado es importante ya que contempla no sólo la posibilidad de cursos o libros relacionados con nuestras disciplinas profesionales, sino la formación en general, la cultura, las exposiciones, el aprendizaje de manera sostenida en el tiempo.
- 10% destinado a las inversiones a largo plazo. Este es un aspecto importante y relevante ya que el autor aquí lo que viene a proponer es contemplar el ahorro a corto y largo plazo, a corto ya estaba contemplado anteriormente y a largo plazo lo plantea como herramienta de inversión, es decir apostar por productos que puedan generarnos en el largo plazo mayor rentabilidad que los proyectos de ahorro tradicionales.
- 10% para el consumo y el ocio inmediato. Esta sería la parte proporcional destinada a los gastos consumistas, una parte que generalmente es muy superior a este 10% y que por tanto nos obligaría a un ejercicio notable de contención del gasto.
- 5% para donativos.
Se trata de un plan de ahorro en el que se contemplan todas las áreas específicas necesarias para una salud financiera considerable. Obviamente es un plan complejo ya que nos obliga a adaptar nuestra vida en función de estos porcentajes, sin embargo, si logramos ponerlo en práctica estamos ante un mecanismo muy eficaz y que puede ayudar mucho a sanear nuestras finanzas personales.
Si se hace de este modo, se conseguirá ahorrar sin tener que renunciar a caprichos y, además, incluyendo un porcentaje para el crecimiento personal y para ayudar a los demás. Cuando se tenga un importe bastante grande, se podrá crear una cuenta para el ahorro e inversión a largo plazo.
¿Quieres ahorrar después de las vacaciones? en este post te mostramos cómo hacerlo.
El preahorro
Más que un método el preahorro es una herramienta de ahorro muy interesante y que no siempre tenemos en cuenta.
Se basa en un concepto tan sencillo como la imposibilidad de gastar aquello de lo que no podemos disponer. De esta manera de lo que se trata es de buscar un mecanismo que automatice la retirada de un porcentaje de nuestros ingresos antes de que llegue a nuestras manos. Este porcentaje deberá ser estudiado cuidadosamente pero resulta interesante a partir del 10% del bruto de los ingresos.
La manera de realizar hoy en día este tipo de ahorro es sencilla ya que existen multitud de productos que pueden automatizar el cargo sobre nuestra cuenta el mismo día del ingreso, desde seguros de ahorro hasta productos más agresivos. Se trata en definitiva de no disponer de ese porcentaje ya que se destina de manera inmediata al ahorro, pero, en caso de necesidad, tenerlo a mano y poder recurrir al capital acumulado.
En un modelo perfecto de ahorro en primer lugar deberíamos tratar de cubrir tres mensualidades de gastos, esto debería hacerse en productos de ahorro sin asumir riesgo alguno, una vez generado este colchón deberíamos dividir nuestro ahorro en dos partes.
La primera de estas partes y destinada a alcanzar hasta los seis meses de gastos garantizados, y también por tanto destinada a productos de ahorro sin riesgo. La otra parte puede comenzar a movilizarse en dirección a inversión o productos que a largo plazo puedan proporcionar mayor rentabilidad.
Una vez hemos logrado tener un colchón de seis meses de gasto podemos manejar mejor el ahorro, pero lo interesante será como siempre diversificar, jugar en equilibrio entre el riesgo y la seguridad. Esto es perfectamente posible en las diferentes herramientas financieras que podemos encontrar en el mercado.