Es uno de esos debates en los que, a pesar de unos números y datos que no mienten, resulta muy difícil ponerse de acuerdo. Básicamente no es sencillo determinar solamente un aspecto como el económico cuando, en y la discusión sobre la elección de moto o coche entran en juego otros factores de los que difícilmente podemos sustraernos, aún así, nos hacemos la pregunta, ¿cómo gastamos más, circulando con la moto o con el coche?
De entrada debemos tratar de desposeer a esta comparación de elementos de placer en la conducción, ya que si no lo hacemos de este modo será prácticamente imposible ponernos de acuerdo; un conductor que disfrute de la conducción de un coche y al que no le gustan las fotos va a defender este tipo de vehículos independientemente de cualquier otra consideración, y viceversa. Dicho esto lo ideal es tratar de ponernos en un plano neutral, algo difícil, pero que vamos a intentar.
¿Qué cantidad debo ahorrar? ¿Cómo hago el cálculo?
El debate moto vs coche
Si hubiéramos realizado esta misma comparativa hace 20 años, aunque el resultado hubiera sido el mismo o muy similar, realmente se habría realizado en un contexto radicalmente distinto en el que la apuesta evidente (a pesar de unos consumos de combustible monstruosos) era por los vehículos de cuatro ruedas, a medida que han ido avanzando los años, evolucionando la tecnología y, aumentando los niveles de tráfico, la moto no sólo ha ido ganando espacio sino que se ha convertido en una alternativa práctica que, bien por condiciones de mercado o tecnología antes no era al mismo nivel.
Cosas que sí puedo hacer para ahorrar combustible
A la hora de la elección de vehículo, si hablamos de las grandes ciudades, las ventajas de la motocicleta parecen claras; mayor facilidad para el aparcamiento, mejor movilidad, que realmente son dos factores básicos en el desplazamiento de vehículos particulares en trayectos urbanos, a favor de los vehículos de cuatro ruedas figuran los condicionantes habituales; mayor capacidad de pasajeros, mayores niveles de seguridad.
Sin embargo, lo anterior, no deja de ocultar que cuando la adquisición de la moto se realiza en función del tráfico urbano, es decir cuando compramos una motocicleta para desplazarnos al trabajo por una cuestión de practicidad, habitualmente se hace como segundo vehículo o vehículos de uso diario para el transporte al trabajo, es decir, es una compra condicionada a sus características de uso. Es algo que en una decisión amplia, que no tuviera que considerar el tráfico urbano, probablemente no se utilizaría.
Lo que cuesta la moto, lo que cuesta el coche
A pesar de que efectivamente en las últimas décadas el crecimiento de las gamas altas de motocicleta a la vez que el aumento de las gamas bajas de vehículos de cuatro ruedas acerca los precios medios entre ambos vehículos, él lo que se refiere a precio medio real la motocicleta sigue siendo más barata que el coche, pero, no sólo en el momento de la compra, también otros conceptos influyen, como por ejemplo el mantenimiento, el valor ligeramente más reducido de los productos y repuestos para motocicleta en relación a lo mismo para los coches y, por supuesto, el tan traído y llevado asunto del consumo de combustible.
Todo esto hace que efectivamente, podamos decir que en una comparativa de tú a tú, la motocicleta no sólo es más barata, sino que además en general es un vehículo con el que se gasta menos dinero. Hasta aquí, más o menos podemos estar todos de acuerdo.
Sin embargo, y teniendo en cuenta el gran aumento de motocicletas de alta cilindrada, y, de hecho, la pelea de las marcas por mejorar las prestaciones de dichas máquinas, la cuestión sobre la eficiencia es relativa. ¿Gastar menos es ser más eficiente? Parece que si, pero tal vez no en todos los aspectos. Efectivamente una moto como ya hemos visto representa menores niveles de consumo de combustible, y en general menores niveles de gasto acumulado partiendo desde el mismo momento de su compra, pero, las propias características de estos vehículos, la eficiencia de sus motores en combinación con elementos como la aerodinámica, hacer, esta vez sí, que el modelo de conducción tenga una influencia radical en los niveles de eficiencia.
Esto significaría que, efectivamente incluso las grandes cilindradas, un uso de la motocicleta al estilo del coche, es decir, sin exceso de aceleración, sin el paso a altas velocidades a grandes revoluciones y usando bajas revoluciones, la eficiencia sería mayor y el nivel de gasto de combustible menor…¿se conduce así un modelo de vehículo orientado precisamente a los cambios de aceleración bruscos y el uso de altas revoluciones?…en general parece que no.
No estamos descubriendo nada nuevo, de hecho son muchas, por no decir todas, las marcas fabricantes de motocicletas que se plantean trabajar sobre la base del control de las revoluciones por minuto buscando precisamente una mejora de la eficiencia de estos vehículos, es cierto que estamos hablando de motocicletas de alta cilindrada, pero, lógicamente en este caso también las compraríamos con los consumos y la eficiencia de los vehículos de alta cilindrada.
El resumen
En resumen, a pesar que probablemente no deje muy contentos ni a unos ni a otros, es que aunque efectivamente desde un análisis puro y duro del coste de la motocicleta puede salir ganando y presentarse como el vehículo que menos gasta en esta pugna, esto sería sólo como punto de partida ya que en una comparativa real en la que entran en juego todos los factores que hemos repasado, la situación tendería a modificarse.
Por tanto, al final, y como suele ocurrir, volvemos al comienzo del artículo; la elección de un vehículo u otro, dentro de cada segmento económico al que el usuario pueda tener acceso, tiene más que ver o con la practicidad a la hora del desplazamiento o con el gusto por la conducción de uno u otro modelo de transporte, que con una consideración pura y dura en lo económico.