Existen términos relacionados con la economía que a veces no entendemos muy bien o no nos suenan, y sin embargo, deberíamos incorporar a nuestro vocabulario. La libertad financiera personal es uno de ellos.
De hecho, para comprender la importancia real de lo que la libertad financiera puede aportar en nuestra economía personal, deberías saber que es uno de los objetivos fundamentales que todos deberíamos plantearnos para nuestras cuentas y que está estrechamente unido no sólo con nuestra capacidad de ahorro, sino realmente con nuestra manera de relacionarnos con el dinero.
La libertad financiera
Podríamos desmenuzar a fondo el concepto libertad financiera, ya que, efectivamente, tiene muchas interpretaciones pero, aplicado a la economía doméstica de la mayoría de las personas, la definición es realmente más simple.
De hecho, obtener libertad financiera es alcanzar el momento exacto en el que el dinero no es una preocupación, es un momento en el que todos nuestros gastos ya están cubiertos de antemano y no suponen ningún esfuerzo en lo que a ocuparse de ellos se refiere. A partir de ese momento, es decir a partir de tener controlado nuestro gasto y no tener que preocuparnos de él, es cuando alcanzamos la libertad financiera y donde podemos comenzar a manejar nuestro dinero de otra manera.
Solemos tender al pensamiento más extremo en el que asociamos la acumulación de dinero con el éxito. Esto es relativo, la acumulación de dinero sin control del gasto no es en absoluto un éxito y de eso puede acabar siendo un fracaso superlativo. El verdadero éxito, en todos los casos, se trata de la relación correcta entre los gastos e ingresos y en la gestión adecuada del superávit resultante.
Es importante tener claro que para la libertad financiera cada economía personal o familiar es diferente. Habrá personas que consideren que su libertad financiera pasa por liberarse del pago de la hipoteca o de los productos financieros, mientras que otras personas necesitarán objetivos más ambiciosos relacionados incluso con un modelo o estilo de vida. En cualquier caso todo se basa en lo mismo, tener objetivos y acomodarse a ellos.
Ahorrar es un elemento clave cuando buscamos obtener libertad financiera. El ahorro y la eliminación de las deudas son dos claves básicas ya que una economía doméstica sin deudas es un punto de partida perfecto para obtener la libertad financiera personal.
Si no sabes cómo hacer un presupuesto cuando tus ingresos no son fijos en este post te damos las claves
Como tratar de llegar a obtener la libertad financiera
Hay muchas fases a tener en cuenta cuando buscamos objetivos tan ambiciosos e importantes para nuestra vida desde un punto de vista económico. Sin embargo, podemos reducir estas fases en grupos para simplificar, al menos al principio, nuestras acciones.
El primer lugar debemos hablar del gasto. Gastar menos de lo que se ingresa es una clave imprescindible para quien quiere sanear su economía y debería estar presente en todas las economías en la medida de lo posible. Esto parece una utopía, más para las economías menos afortunadas o más desfavorecidas, pero no debería perderse como objetivo nunca. Equilibrar nuestro gasto en relación a lo que realmente ingresamos es una clave básica de todo esto. Hay que tener en cuenta que uno de los peores enemigos que vas a encontrar para tu bolsillo es lo que se conoce como sobreendeudamiento. Este sobreendeudamiento llega por la acumulación de deuda, generalmente producida tras una mala gestión de productos crediticios o una economía personal mal gestionada en la que gastamos de manera poco reflexivas en relación a lo que ganamos. Obviamente aquí no contemplamos las situaciones, dramáticas, de familiares cuyos ingresos se han visto reducidos en los últimos años por culpa del desempleo o situaciones similares.
En todos los casos, incluso en los de economías domésticas débiles, la presencia de un presupuesto bien ajustado a la realidad es lo más adecuado para solventar el control del gasto. Un presupuesto en el que se incluyan de manera exhaustiva los gastos obligatorios y los ingresos y se contraste ambas cifras. Este tipo de herramientas, simples, sirven para visualizar de manera clara nuestras posiciones económicas.
La propiedad gestión del dinero sería otra clave a tener en cuenta cuando buscamos libertad financiera. La combinación de elementos en esta gestión es muy interesante y debería llevarnos un cierto tiempo acertar con lo más adecuado para nuestro bolsillo. Por ejemplo, una buena combinación entre el pago en metálico y los pagos con tarjetas de crédito y débito es una gran herramienta. El uso del metálico y de las tarjetas de débito nos permite un mejor control de nuestro gasto, sin olvidar que las tarjetas de crédito mal utilizadas son probablemente uno de los peores enemigos de nuestra economía.
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También aquí nos equivocamos cuando pensamos que el uso del metálico es algo poco extendido o cosa del pasado. Países como Alemania se encuentran a la cabeza del uso del pago en metálico frente al pago con tarjeta, países poco sospechosos de cultura financiera baja.
La última cuestión, pero no menos importante es la toma de conciencia de la importancia del ahorro. Si hemos logrado una buena planificación de nuestra economía a través del presupuesto, y, utilizados de manera correcta las herramientas de gestión del dinero, como hemos visto hasta ahora, debemos entender que la manera correcta de alcanzar nuestros objetivos es el ahorro.
Ahorrar debería ser un objetivo para todos pero más para quien desea alcanzar la libertad financiera. El ahorro es un elemento básico ya que nos aporta disciplina constante y una visión relacionada con el dinero en la que este trabaja para nosotros, es decir, ahorrar de manera activa produciendo beneficios.
En el ahorro, que se supone viene precedido por el control al que nos hemos referido anteriormente, tener metas y objetivos es fundamental. En una primera fase el modelo de ahorro tiene que tender a garantizar nuestro dinero y obtener un rendimiento ajustado por esa garantía.
Cuando obtenemos la libertad financiera es el momento adecuado para poner nuestro dinero a trabajar de manera más agresiva, asumiendo incluso ciertos riesgos. Es el momento de pensar en la inversión o en herramientas más sofisticadas como los fondos de inversión etc.