Aunque pueda parecer un producto en desuso, lo cierto es que las hipotecas puente siguen demandando se y, en algunos casos, ofertándose de manera abierta por los bancos.
Si bien es cierto que no se trate de un tipo de hipoteca que le guste mucho las entidades financieras, generalmente se entiende que es un modelo hipotecario que permite ahorrar. Pero, esto puede llegar a ser relativo.
¿Qué es una hipoteca puente?
No es complicado de entender. Una hipoteca puente se destina a titulares de una hipoteca sobre una primera vivienda que desean comprar otra vivienda y vender la anterior.
El mercado inmobiliario no funciona al ritmo que nosotros queremos, y esto hace que muchas ocasiones, podemos encontrar una buena oportunidad para comprar una vivienda que dependería de vender nuestra vivienda actual, pero este proceso de venta puede dilatarse.
La hipoteca puente entra en juego ahí. Va a permitir que se unifiquen dos hipotecas en una: lo que resta de hipoteca de la primera vivienda y la hipoteca de la segunda vivienda. En esta operación se propondrá un plazo para las ventas de la primera vivienda. Depende de la hipoteca, pero lo habitual es que vaya entre dos años y cinco años. Aunque también es posible encontrar plazos menores.
Durante este período de tiempo puede ocurrir tres cosas:
- Que se te aplique un periodo de carencia, de esta manera sólo abonará las los intereses abaratando la cuota
- Que se te proponga una cuota reducida, de menor importe que la cuenta habitual, aunque vinculada a compensar la reducción en el futuro
- Que se te cobre la cuota que corresponda sin ningún tipo de descuento
Trascurrido el plazo de venta, la hipoteca puente rompe cualquier tipo de condición especial que hubiera aplicado. Esto significa que, inmediatamente, deberás pagar el préstamo hipotecario de ambas viviendas juntas, y, generalmente, suele ser un poco más caro que el precio de mercado.
¿Sirve para ahorrar una hipoteca puente?
Es relativo. Se suele entender que el periodo de carencia es una buena idea para aprovechar el tiempo y realizar una buena venta de la primera vivienda. Sin embargo, el periodo de carencia no elimina la amortización del principal, de hecho, todos los principales atrasados van a ir a engordar el cálculo de intereses.
Es decir, de manera práctica, un largo periodo de periodo de carencia va a suponer en la práctica un mayor pago de intereses a largo plazo. En un plazo corto puede resultar más o menos interesante, en un plazo largo no lo es.
Por otro lado, aunque es posible rentabilizar la vivienda inmovilizada, por ejemplo, alquilándola, esto no suele ser muy atractivo para su puesta en venta, que es el objetivo final. Y además, durante el periodo de tiempo de transición, se debe hacer frente a los gastos de dos viviendas. Sin olvidar, que una vez que se consiga vender, inmediatamente lo que se debe hacer es levantar las cargas sobre la hipoteca ya que, sino estas cargas se trasladarían al comprador, algo que no va a aceptar.
¿Puede ser la hipoteca puente una herramienta práctica? Sí. Puede serlo, sobre todo cuando estamos ante una oportunidad irrenunciable y, la hipoteca de la primera vivienda no es muy elevada ya que hemos abonado una parte importante de la misma. Sin embargo, no es tan claro que se trate de una herramienta interesante desde el punto de vista del ahorro.