Ante todo y ante la pretensión del titular, vivir sin dinero en un marco como la Europa actual es casi un imposible. Lo que sí se puede hacer es reducir considerablemente nuestros gastos, aprender a vivir con menos. Se trata de adoptar la frugalidad como modo de vida, prescindir de los gastos superfluos y destinar nuestro dinero a los que son imprescindibles.
Las armas para combatir la crisis y los problemas económicos: ahorro y frugalidad. En base a estos dos conceptos hay quienes han conseguido vivir con el dinero imprescindible para cubrir sus necesidades básicas y llevar una vida normal con una finanzas saneadas.
Vivir sin dinero en Europa
Hace pocos años se estrenaba el documental “Living without Money” (vivir sin dinero). Film basado en Heidemarie Schewermer, una alemana que decidió allá por el año 1996 vivir sin dinero. En el flim ofrece su testimonio y pretende demostrar que vivir sin dinero es posible. Heidemarie adopto su nueva forma de vida antes de que la crisis económica estallará y de que mucha gente tuviera que renunciar a los bienes que su existencia acomodaba les exigía en los años previos a la misma.
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Máximas para vivir sin dinero
Heidemarie basa su modo de vida en las siguientes máximas. Premisas que la han permitido vivir sin dinero durante muchos años:
- Trueque como respuesta al encarecimento de los bienes y servicios.
- Dar y tomar como filosofía de vida. Dar el paso a una economía compartida.
- Olvidar el dinero como centro de gravedad de la vida.
- Desprenderse de las posesiones no imprescindibles.
- Reflexionar sobre lo que realmente somos, lo que tenemos y necesitamos.
- Cultivar una red de contactos y amistades extensa.
- Búsqueda de alternativas ante los problemas económicos.
- Cuestionarse las actitudes ante la vida, el dinero y las posesiones.
Vivir sin dinero es difícil, pero recortar gastos sencillo
No se trata de renunciar a todas tus posesiones. Lo importante es preguntarse sobre la necesidad y utilidad que tienen para nosotros todos los bienes que adquirimos.
Ideas para recortar gastos superfluos
- Haz un balance con todos los bienes materiales en una columna y tus necesidades en otra.
- ¿Necesitas un coche caro para desplazarte? Seguramente con un utilitario básico tus necesidades de desplazamiento estarán cubiertas.
- ¿Comprar ropa a menudo? Tenemos en el armario más ropa de la que necesitamos.
- Ir a restaurantes todas las semanas. ¿Por qué no cocinar y comer en casa?
- Hacer las cosas nostros mismos. Plantar un huerto, elaborar conservas nosotros mismos, regalar originalidad…
- Aprende a reciclar. Puedes obtener dinero de lo que ya no necesitas o es útil.
- Si te suben el sueldo, ahórralo. Llevas años viviendo con los mismos ingresos por qué cambiar tus rutinas por tener más dinero.
- Rutinas de ahorro en todos los aspectos de tu vida diaria. Gastar menos luz, agua y energía.
- No te endeudes. Adquiere sólo lo que te permitan tus posibilidades.
Son sólo algunos ejemplos de cosas de las que podemos prescindir. Renunciar a ello puede ser costoso en un principio, pero una vez adquirido el hábito te darás cuenta de lo fácil que es aprender a vivir gastando menos.
En cualquier caso, si esto te parece demasiado. Hay un truco muy sencillo para ahorrar un 20% de tus ingresos y mantener tu nivel de vida. Aquí te lo contamos.
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La frugalidad, un concepto muy interesante
Desde luego hay muchas maneras de interpretar conceptos, esto fue el día además, en un mundo en el que la reflexión sobre cualquier tipo de término es inmediata, se da en mucha mayor medida que antaño cuando una definición de un modelo de comportamiento generalmente tenía pocas lecturas.
Si tendríamos que hacer caso a la acepción de frugalidad, veríamos que hacer referencia de manera directa a los hábitos en la comida y la bebida, más concretamente a la mesura en ambas cuestiones. Sin embargo, con el tiempo y fundamentalmente en las últimas décadas de manera casi filosófica, la frugalidad viene a entenderse desde el punto de vista económico como una manera de vivir en la que se adopta un modelo de consumo muy distinto al que estamos habituados y que contemplamos a diario en las noticias economicas.
Qué es la frugalidad económica
Para entender la frugalidad desde el punto de vista económico, debemos también entender que es una parte dentro de un todo, resulta complicado plantearse mantener la frugalidad como eje central de nuestro consumo y no enfocarla de manera global hasta cuestiones más personales como por ejemplo aprender a disfrutar del ocio a partir de cosas simples, y en general reducir el nivel de complicación en nuestras vidas.
Dicho de otro modo, quien aplica la frugalidad a sus finanzas personales manera forzada, por necesidad, pero vive anhelando lo que no tiene y esperando el momento de volver a otros niveles de consumo, no está aplicando ningún tipo de filosofía, simplemente se está apretado bolsillo por necesidad.
La frugalidad parte de aquella máxima tan traída y llevada como la de que el dinero no aporta la felicidad. Vivimos en un sistema directamente orientado a obtener cada vez más dinero y asociarlo de manera inmediata con el consumo, que a su vez, se asocia con la felicidad. Esto a su vez viene envuelto en un halo en el que se nos recuerda que a pesar de ello el dinero no nos hace felices, es decir, se nos empuja al consumo desenfrenado para que se nos recuerde que en el fondo el dinero no da la felicidad.
Esta dualidad en el fondo tiene más que ver con una respuesta satisfactoria global que con cualquier otra cuestión, es decir, se lo recuerda que cuando tenemos dinero podemos gastarlo ellos debemos gastarlo, pero también que cuando no tenemos dinero podemos ser felices, por otro lado se nos anestesia ante aquellos que tienen mucho ya que necesariamente no son felices por ello.
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La frugalidad pretende en la medida de lo posible salirse de esa especie de rueda de hámster en la que nos envuelve el consumo y los mensajes confusos. Es un modo de entender la vida en el que aplicamos la mesura como concepto.
Se trataría de conformarse y buscar la satisfacción en lo mínimo, en aquello que realmente resulte necesario para nuestro desarrollo como personas y desde luego para nuestra vida. Claro está, esto requiere de una profunda introspección hasta ser capaces de determinar aquellas cosas que no son estrictamente necesarias y que no nos hacen necesariamente felices, y aquellas otras que sí lo son.
Realmente no se trata de vivir privándonos de todo, ni mucho menos, por ejemplo desde el punto de vista del consumo, las personas que aplican la frugalidad aplicar los modelos de compra responsable. Estos modelos de compra se basan en la pregunta necesaria que siempre debiéramos hacernos cuando adquirimos un producto contratamos un servicio, si realmente este producto o servicio es necesario, si no podemos sustituirlo de manera eficaz por nosotros mismos, y si nos va a aportar lo suficiente como para merecer la pena que sea adquirido.
La frugalidad no es tacañería
Este es un error radical, la persona que aplica la frugalidad en su día a día no es en absoluto una persona tacaña o rácana, ni mucho menos. De hecho es todo lo contrario ya que esta persona elegida mucho mejor sus inversiones, sus gastos y su nivel de consumo, y probablemente en esta elección siempre tenga en cuenta por encima de otras consideraciones su propio bienestar personal y su felicidad, algo que necesariamente no hacemos ni mucho menos cuando cedemos a los estándares de consumo.
Aplicar la frugalidad del consumo en general, revierte siempre en una mejora de las finanzas personales a unos niveles que realmente sorprenden. Aquellas personas que son capaces de controlar sus gastos, mejorar sus sistemas de compra, aplicar modelos de consumo reflexivo, controlar los gastos hormiga, controlar los gastos y las facturaciones comunes del hogar, y mantener una política económica saneada, alcanzar un nivel dentro de sus finanzas personales mucho más saludable que la media de usuario que se desenvuelve dentro del consumo que denominamos normal.
Aprende a controlar tus gastos hormiga
Probablemente la mejor manera de iniciarse en el camino de la frugalidad es aprender a controlar nuestros gastos, y concretamente los que se denominan gastos hormiga o gastos mini.
Si nunca te has parado a reflexionar sobre tu nivel de consumo, puede que seguir estas líneas y hacer esa reflexión, te sorprenda sobremanera, sobre todo al darse cuenta del elevado nivel de consumo en gastos pequeños que solemos generar, y lo que supondría para tu bolsillo controlar dicho.
¿Qué es un gasto hormiga?
No resulta sencillo definir de manera general que es un gasto hormiga, sobre todo cuando nos ponemos a la lógica del consumo actual. Esto es así ya que lo que para unos puede ser un gasto absolutamente justificado, para otros no es así, y desde luego la mejor manera al menos al principio de aplicar un control sobre nuestra economía, consiste en ser inflexibles en lo que decidamos, pero al comienzo, flexibles en el análisis.
Por gasto hormiga, generalmente vamos a entender aquellos pequeños gastos cotidianos, que realizamos prácticamente a diario o en plazos de tiempo muy seguidos, y que generalmente también no controlamos o a los que no estamos excesiva atención.
Si tuviéramos que establecer parámetros para determinar cómo detectar estos gastos podríamos partir de estos dos conceptos:
- Aquellos gastos menores no estrictamente necesarios que realizamos de manera cotidiana
- Aquellos gastos menores/medios no necesarios que realizamos de vez en cuando
También resulta relativamente fácil calcular lo que ambas cuestiones suponen para nuestro bolsillo, ya que, simplemente sumando el coste mensual aproximado de cada gasto, ya obtenemos una cifra concreta, posteriormente sumando todos los gastos en conjunto y multiplicados por una anualidad obtendríamos la cifra base sobre la que empezar a trabajar.
Resulta muy interesante comprobar cómo, quienes nunca han hecho este ejercicio de reflexión sobre su economía personal, se encuentra de repente con un volumen de gasto verdaderamente espectacular, y, si éste le sumamos otros gastos no considerados como por ejemplo el tabaco, la cantidad de dinero suele ser lo suficientemente importante como para que nos planteamos cosas de manera muy seria.
Debemos saber que el concepto de contención de los gastos mini choca para muchas personas con el hábito de consumo. En este sentido, para aquellos sin problemas para llegar a fin de mes con sus ingresos, controlar los gastos hormiga puede ser una manera de aumentar el nivel de ahorro, pero, para quienes sí atraviesan por esas dificultades se convierte en una obligación ya que, precisamente los hábitos de consumo pueden ser los que marquen la diferencia en negativo.
Contener los gastos hormiga
Partimos, como indicábamos anteriormente, que lo que para unos es una opción, es decir la posibilidad de elegir el control sobre sus gastos, para otros es una necesidad ya que no tienen la capacidad de decisión y si la presión de controlar necesariamente el gasto.
En este caso da igual ya que el procedimiento de contención de los gastos hormiga es el mismo en ambos casos arrancar a partir de la planificación del gasto.
Planificar el gasto, nunca, en ningún caso, significa erradicar el gasto. Estos importante ya que cuando comenzamos a aplicar este tipo de políticas para nuestro bolsillo solemos hacerlo de manera muy tajante, con mucha precisión y aplicando objetivos que en muchos casos no somos capaces de cumplir a corto plazo, esto es un error ya que nos va a sacar de la dinámica de aprender a ahorrar y controlar el gasto que tiene que tener necesariamente un principio y un desarrollo sostenido.
Por tanto, de lo que se trata es de detectar aquellos gastos que podemos reducir o eliminar dentro de la lista que ya hemos generado previamente, siendo honestos con nosotros mismos y teniendo claro que somos capaces de asumir lo que vamos a hacer.
Podríamos definir cuatro grupos de trabajo dentro de nuestras acciones para aprender a controlar el gasto hormiga, a partir de aplicar estos cuatro grupos de trabajo realmente los resultados son siempre positivos:
- Objetivos: sabiendo ya el global que nos suponen los gastos es una buena idea marcarse una cantidad a reducir, o un porcentaje de reducción no va a ser el mismo para todo tipo de usuario, pero este porcentaje siempre, una vez elegido, debe ser inamovible. Podemos empezar a trabajar a reducir gastos sobre ese porcentaje antigás elegida
- Asumir el gasto mini aceptado: Si por ejemplo hemos decidido reducir nuestro gasto mensual de cafés fuera de casa hasta una cantidad X mensual, ese es nuestro presupuesto para ese gasto mini. No sirve de nada hacer trampa al solitario y mover cantidades de un concepto a otro, es el principio del no cumplimiento de los objetivos.
- No renunciamos al gasto, lo controlamos: Este grupo de trabajo, este principio dentro del control del gasto hormiga es básico. No debemos nunca lanzarnos a la eliminación de gastos sin haber sido capaces de decidir realmente su renuncia, es preferible que exista una cantidad de dinero dentro de la planificación general del gasto, destinada a satisfacer pequeños gastos al consumo, y también es preferible siempre ante la duda reducir antes que eliminar por completo.
- Control del gasto general: Existen un gran grupo de herramientas en forma de aplicaciones que son útiles para ayudarnos a ver de manera clara la progresión de los recortes en gastos y el control y planificación de nuestra economía doméstica. Estas herramientas, en su gran mayoría, ofrecer elementos similares y son una buena ayuda para el control de los gastos.